Vertidos agrarios
Por vertido se entiende la emisión al medio natural de efluentes líquidos resultantes de procesos productivos que, según el tamaño y las características de la actividad que los produzca tendrán una mayor o menor incidencia en el medio ambiente. Inevitablemente estos vertidos terminan en el dominio público hidráulico del que se abastecen para los hombres para su consumo, y alteran sus características físicas, químicas y/o biológicas dificultando su tratamiento posterior o incluso contaminando el agua permanentemente.
Los vertidos procedentes de los usos agrarios son, por lo general, de carácter difuso, persistente y, en consecuencia, destacan por su compleja y costosa depuración.
En cuanto al uso agrícola del agua, destacan especialmente dos tipos de contaminación:
- Por nitratos: El uso irracional de la amplia gama de fertilizantes nitrogenados disponible en el mercado (bien sea por un uso excesivo en cantidad o por el inadecuado momento de la aplicación) hace que, actualmente, los nitratos constituyan la principal fuente de contaminación difusa del medio hídrico. Este tipo de contaminación está alcanzando cada vez mayor protagonismo en la degradación de las aguas, ya que cuanto mayor es el grado de depuración y limitación de los vertidos localizados, mayor es el peso relativo de este tipo de contaminación.
- Salinización: Multitud de cultivos dependen de las aguas subterráneas para poder desarrollarse. La sobreexplotación de los acuíferos conlleva una bajada en sus niveles de acumulación hídrica y esto puede provocar que, de manera natural, el espacio que deja el agua dulce pase a ser ocupado por agua salada pudiendo tornar el depósito en inservible para la actividad agrícola.
Esta contaminación agraria va a tener su origen no sólo en los cultivos, sino en otras fuentes fijas como la ganadería intensiva (un ejemplo bastante representativo de esto son los purines de los cerdos), y mientras que los vertidos de los usos urbanos o industriales están concentrados (en cidudades o polígonos), la principal característica de los usos agrarios es la dispersión geográfica de las explotaciones. La diseminación de las granjas por los diferentes territorios, unida al uso de fertilizantes inorgánicos y plaguicidas de síntesis, hace que la contaminación agroganadera posea una extraordinaria complejidad.
Además, este tipo de vertidos presentan una dificultad añadida como es la elevada persistencia de los contaminantes debido a su composición. Algunos pesticidas pueden ser muy peligrosos para el equilibrio ecológico, ya que permanecen estables a lo largo de la cadena alimentaria y si son utilizados en grandes superficies y en considerables cantidades el efecto puede ser devastador. Porque el medio hídrico es capaz de acogerlo y extenderlo rápidamente a otros lugares y el carácter acumulativo en los tejidos vivos, de algunos de ellos, acentúa la gravedad del problema.
Los lixiviados procedentes del tratamiento con fertilizantes y productos fitosanitarios, son la causa primordial de la eutrofización de lagos y embalses y de la degradación de las aguas subterráneas.
Existen numerosas medidas que pueden corregir estos efectos perjudiciales para el entorno, como por ejemplo:
- Reducir al mínimo las cantidades de fertilizantes o fitosanitarios para los diferentes cultivos.
- Aplicarlos en los momentos en los que la explotación lo necesite, evitando que el suelo contenga compuestos libres que pueden ser lavados.
- Utilizar sustancias menos tóxicas (y a ser posible inocuas) para la fertilización y el tratamiento fitosanitario.
- Evitar riegos en exceso que puedan favorecer la lixiviación o el lavado de los contaminantes presentes en el suelo.
- Usar sistemas eficientes de riego, que aprovechen al máximo el recurso (riego por goteo, microaspersión…).
- Diseñar de una buena red de drenaje que permita concentrar los vertidos en un punto.
- Instalar sistemas de depuración compactos en las diferentes parcelas agrarias...