Modelos y actitudes ejemplares
En cuanto a las denominadas “buenas prácticas”, existen multitud de ejemplos en todo el mundo, especialmente destacan por su buena gestión ciudades como Freiburg (Alemania), Curitiba (Brasil), Ontario (Canadá), etc.
De todas las medidas que se están aplicando, existen algunas que están siendo especialmente positivas, y se mencionan a continuación:
- Contenedores de recogida selectiva a pie de calle: es la primera medida que mencionamos porque son muchas las ciudades que ya cuentan con estos contenedores, identificados con colores según el tipo de residuo que vayan a albergar (vidrio, papel, envases…) facilitan al ciudadano la tarea que le corresponde dentro del sistema de gestión.
- Consejo: Poner en el buscador de vídeos “primeros contenedores inteligentes”.
- Pequeños contenedores en el pequeño comercio: Permiten la separación en origen de los residuos y facilitan a los productores la tarea de segregar los desechos según sus características.
- Implantación de contenedores específicos en los lugares de gran consumo: Por ejemplo, en cada bar debería haber varios contenedores para el vidrio, en cada oficina varios contenedores para el papel, en cada imprenta varios contenedores para los cartuchos de tinta, etc.
- Recogida “puerta a puerta” cuando sea posible: en pequeñas localidades y para determinados residuos (como los de aceite, pilas o medicinas usadas) se pueden hacer campañas periódicas de retirada domiciliaria de estos desechos. También es posible para determinadas actividades (kioscos de prensa, restaurantes, supermercados…).
- Pequeños compartimentos junto al contenedor principal:Ubicados en sus laterales o sobre ellos, para la recogida selectiva de otros materiales como colillas, pilas, botones, grapas, etc.
- Contenedores en origen: Es lógico que los contenedores para determinados residuos se encuentren a las puertas o en el interior del mismo comercio que los distribuyó cuando eran productos. Así el consumidor podrá depositar el objeto desechado cuando vaya a comprar uno nuevo.
- Puntos limpios: En muchas ciudades existen lugares habilitados por las empresas que llevan la gestión municipal de los residuos, para que los ciudadanos puedan depositar sus desechos en contenedores de todo tipo (casi para cada cosa). Es especialmente útil en el caso de residuos voluminosos (muebles, escombros, vehículos…) y facilita mucho el tratamiento posterior.
- Colaboración con ONGs: Para que puedan recoger todos aquellos bienes que aún puedan ser útiles y lo pongan a disposición de personas que lo necesiten (especialmente ropa usada, gafas, aparatos eléctricos y electrónicos…).
- Uso como materia prima: el aceite usado puede utilizarse para producir desde biodiesel hasta jabón, los restos de poda y jardinería (tras ser tratados) sirven como combustible a las calderas de biomasa, el vidrio se tritura y se mezcla con el asfalto para hacer carreteras…
- Formación y sensibilización: Muchas veces es el desconocimiento de la población el que dificulta las tareas de gestión de residuos tras el vertido, porque no siempre queda claro a los ciudadanos dónde deben arrojar un determinado desecho (tijeras, discos compactos, envases de polietileno o poliuretano…). La firma de convenios entre las corporaciones locales y las empresas del sector, para poner en marcha campañas de concienciación y divulgación son muy útiles para corregir estas deficiencias.
Para que todas estas actitudes lleguen a desarrollarse en un país, fábrica, oficina u hogar, es fundamental que todos los agentes sociales se encuentren implicados en el cambio de modelo, desde la administración pública hasta los particulares, pasando por el resto de organismos, asociaciones y empresas.