Vitamina D - Colecalciferol, calciferol
Desde hace siglos (500 años antes de jc) se conoce la enfermedad ósea, el raquitismo, enfermedad que se desarrolla también cuando existe un déficit de calcio o de fósforo.
En la Inglaterra industrial, la enfermedad estaba tan extendida entre los niños de los suburbios súper-poblados que se la llamó “la enfermedad inglesa”.
Al principio del siglo XIX, se sabía empíricamente que el aceite hígado de bacalao era eficaz en el tratamiento del raquitismo pero su empleo sólo se generalizó un siglo más tarde.
La importancia del sol en la conservación de la salud era ya conocida por las civilizaciones más antiguas, pero hasta 1890 no se hizo evidente que los rayos del sol eran particularmente benéficos en el tratamiento del raquitismo, sin que se comprendiese la razón, puesto que sólo en 1920 se descubrió la vitamina D.
A partir de ese momento, la vitamina D ha sido denominada popularmente, y con razón, la vitamina del sol.
La vitamina D fue obtenida bajo forma cristalina en 1931 y fue sintetizada poco tiempo después.
Luego se hizo evidente que por lo menos diez sustancias naturales poseen ciertas actividades de vitamina D, pero solo dos de estas sustancias tienen una importancia práctica real ya que están presentes en la alimentación. Se trata de calciferol (vitamina D) y del colecalciferol (vitamina D).
El colecalciferol es la forma más activa para los niños, ésta servirá de referencia para la medida de la vitamina D.
Las sustancias del grupo D pertenecen a una clase de sustancias orgánicas que se llaman esteroles. Estos compuestos son estables, resisten al calor y a la oxidación, así como a los ácidos y a los álcalis.
Son sensibles a la luz, especialmente a las ondas cortas como los UV. Son los precursores de hormonas importantes. Un esterol muy conocido por todos es el colesterol.
Cuando el sol, particularmente los rayos ultravioletas, caen sobre la piel, el precursor se transforma en vitamina D, que es arrastrada inmediatamente por la circulación local y distribuida por todo el organismo.
Los efectos de una carencia de vitamina D se pueden observar sobre todo en niños, el crecimiento se hace más lento y los huesos no se desarrollan normalmente.
Durante el raquitismo, los metabolismos del calcio y del fósforo están alterados, de manera que el depósito de estos minerales en los huesos se realiza de forma deficiente.
Los huesos tienen una baja densidad y presentan curvaturas que se acentúan bajo el efecto del peso de los niños.
El cartílago se hipertrofia en los extremos de los hueso largos, las articulaciones se ensanchan mientras que la caja torácica queda estrecha y las costillas están mal formadas (pecho de pichón).
Estas deformaciones persisten en la edad adulta y favorecen las enfermedades respiratorias en el caso de tórax estrecho o plantean grandes problemas en el embarazo y el parto si la pelvis no se ha desarrollado.
Unas formas menos aparentes de raquitismo pueden ser detectadas por análisis de sangre o por exámenes de rayos X.
Estas formas pueden ser curadas generalmente después de un tratamiento con vitamina D.
El déficit en vitamina D no es frecuente en el adulto, pero puede sin embargo producirse durante el embarazo, la lactancia, en las personas de edad avanzada o entre las personas que, además de recibir una alimentación pobre en vitamina D, están poco expuestas a la acción del sol, ya sea porque trabajan de noche o porque se quedan en el interior de su casa o porque solo salen muy cubiertas de ropa.
Pensemos por ejemplo en las mujeres de África del norte o del Oriente Medio, todavía muy a menudo con velo.
El raquitismo de los adultos, llamado osteomalacia, es una enfermedad en la que los huesos están blandos y frágiles por falta de calcio o de fósforo.
Las causas son variadas. Puede tratarse de una mala utilización de los minerales asociada a una falta de vitamina D (o privación de sol), de una absorción defectuosa, de trastornos renales o también en adultos mayores, especialmente mujeres, de una modificación de la actividad de ciertas glándulas endocrinas, la tiroides y las paratiroides.
Naturalmente, puede tratarse también de un aporte insuficiente de calcio o de fósforo de la dieta.
La vitamina D, el calcio y el fósforo están vinculados y la insuficiencia de uno sólo de estos tres elementos puede desembocar en raquitismo o en osteomalacia.
Funciones
La vitamina D es absorbida en el intestino con las grasa y con la ayuda de la bilis, la vitamina D puede ser almacenada abundantemente en el organismo.
Pasa del organismo de la madre al del niño desde antes del nacimiento y es luego transmitida durante la lactancia.
El raquitismo se desarrolla sobre todo entre 1 y 3 años, en un período de rápido crecimiento que coincide con necesidades elevadas que no siempre son cubiertas por la alimentación.
Las funciones principales de la vitamina D son el promover el crecimiento y la mineralización adecuada de huesos y de dientes.
Fuentes
Parece que la naturaleza haya previsto que la vitamina D sea proporcionada principalmente por la acción del sol, ya que está relativamente poco presente en los alimentos.
No está o hay solo indicios en los vegetales. Se encuentra por otra parte en la yema de huevo en la mantequilla, en los pescados grasos y naturalmente en el hígado de los animales.
Las cantidades de vitamina D contenidas en estos alimentos son pequeñas y varían según el régimen alimenticio del animal.
Siendo la vitamina D estable al calor e insoluble en el agua resiste muy bien a la cocción y a los distintos tratamientos a que se pueden someter los alimentos.
Los contenidos en vitamina D, como los de vitamina A, pueden ser expresados en unidades internacionales o en mg de colecalciferol.
La leche materna sólo contiene aproximadamente 0,05 mg de vitamina D por 100 ml, lo que es insuficiente para evitar el raquitismo, a pesar que el aporte de calcio sea suficiente. Los niños alimentados a pecho necesitan un suplemento de vitamina D o una gran exposición al sol.
Actualmente, existen para los niños suplementos de vitamina D sintética, que son menos caros y mucho más agradables de tomar que el aceite de hígado de bacalao como en otra época.
La mayor parte de la leches están enriquecidos con vitamina D, de manera que el riesgo de déficit es minimizado.
Recomendaciones
Es imposible determinar las recomendaciones en vitamina D con certeza ya que si se puede evaluar el contenido en vitamina D de los alimentos, no se puede estimar la cantidad de vitamina elaborada por el organismo bajo la acción del sol.
El comité de expertos de la OMS recomienda las cantidades siguientes:
Para los niños de 1 a 6 años, las recomendaciones no pueden basarse en ningún dato experimental.
Sin embargo en distintas partes del mundo, el raquitismo especialmente frecuente entre los niños de este grupo de edad, a pesar probablemente de una buena exposición al sol.
Es por ello que el grupo recomienda un aporte diario de 10 mg (400 UI)
Entre los niños mayores y los adolescentes, el raquitismo evolutivo es casi inexistente a pesar de que el aporte alimentario sea bajo y no se administren suplementos de forma regular. Sin embargo, es necesario señalar que este grupo disfruta probablemente más que cualquier otro de la exposición al sol. Un aporte diario de 2,5 mg (100 UI) será pues suficiente.
Los requerimientos de los adultos y de los ancianos son muy poco conocidos la osteomalacia que afecta sobre todo a las mujeres de toda edad, responde bien a la administración diaria de 2,5 mg.
Esta cantidad debería bastar para satisfacer los requerimientos de la mayoría de las personas.
Se ignora si los requerimientos de la mujer son más elevados en el momento del embarazo y de la lactancia que en otros momentos de su vida.
El metabolismo de calcio de la madre está entonces sometido a unas exigencias particulares ya que el feto recibe cantidades crecientes de calcio durante el transcurso del segundo y tercer semestre del embarazo.
Durante la lactancia la madre sufre una pérdida de calcio todavía más importante.
Por ello, para hacer frente a esta situación excepcional, los expertos recomiendan un aporte diario de 10 mg (400 UI).
Finalmente, nada indica que el sexo, el peso corporal o la actividad física influyan en los requisitos de vitamina D a cualquier edad.
Descartando la luz solar, factores como la temperatura, el clima y la altura no parecen ejercer ninguna influencia sobre las necesidades.
Toxicidad
En lo que se refiere a la vitamina D, vale más bastante que demasiado. Hay que poner especialmente en guardia a las madres que utilizan preparaciones muy ricas en vitaminas.
Ciertos niños son particularmente sensibles a la acción tóxica de la vitamina D y pueden reaccionar a dosis tan bajas como 10 mg (4000 UI), para los niños o 1800 mg para adultos, pueden desarrollarse síntomas tóxicos graves incluyendo vómitos, diarreas, pérdida de peso, ataques renales.
El nivel de calcio sérico a veces es tan alto que se pueden producir depósitos de calcio en los órganos.
En los adultos, excesos de vitamina D pueden provocar manifestaciones semejantes a la artritis. Para las personas mayores, aún sobredosis moderadas no son recomendables, dado que la vitamina D se acumula en el organismo.
Las preparaciones concentradas de vitamina A o D sólo deben ser ingeridas bajo prescripción médica.