Vitamina E

En 1992 dos investigadores, Evans y Bishop de la Universidad de California, descubrieron un factor desconocido, soluble en las grasas, presente en las lechugas y en los gérmenes de trigo y que era esencial para la reproducción de las ratas.

Algunos años más tarde, esta sustancia recibió el nombre de vitamina E.

Evans y sus colaboradores aislaron esta vitamina  a partir del aceite de gérmenes de trigo y lo llamaron tocoferol (de raíces griegas que significan “que trae la descendencia”).

Mientras tanto se habían descubierto las notables propiedades antioxidantes de la vitamina.

Se conocen actualmente ocho compuestos diferentes que presentan actividad de vitamina E.

Pero la forma alfa-tocoferol es  la más activa de ellas, la que sirve actualmente de referencia para la vitamina E.

Los componentes de la vitamina E son de un amarillo claro, viscoso estables al calor pero muy sensibles a la oxidación  y a la luz ultravioleta. Estas sustancias no son destruidas por las temperaturas de cocción pero pueden producirse pérdidas durante la congelación.

La función de la vitamina E en el hombre, aún sigue siendo estudiada. Unos estudios han demostrado que esta vitamina era necesaria para la prevención de ciertos trastornos sanguíneos.

No existe ninguna prueba de que un déficit de vitamina E en el hombre disminuya las proezas atléticas, el vigor sexual o la longevidad, como tampoco existen pruebas de lo contrario, a saber que suplementos de vitamina mejoren estos resultados como se proclama a menudo.

Por otra parte, las carencias en vitamina E parecen muy raras a pesar de que los requisitos aumentan considerablemente en presencia de ácidos grasos poliinsaturados.

Vitaminas

Entre las ratas privadas de vitamina E los machos se vuelven estériles de forma definitiva y las hembras embarazadas son incapaces de llevar a término su embarazo.

Sin embargo, la fertilidad de las hembras no es destruida y dan a luz, camadas normales si reciben vitamina E en cantidades suficientes.

Ratas jóvenes con déficit de vitamina E  no crecen normalmente; se les desarrolla una debilidad y una degeneración de los músculos esqueléticos que puede acompañarse de parálisis.

Se han detectado también lesiones del músculo cardíaco.

Síntomas de deficiencia se han podido lograr en otras especies animales. En aves se observan lesiones cerebrales y trastornos musculares así como en el ratón, en los cerdos y en los perros.
 

Y por otra parte todas las vitaminas son necesarias para la reproducción en grados diversos.

Funciones

Que los antioxidantes sean importantes para impedir que los cuerpos grasos se vuelvan rancios antes de ser consumidos es un hecho muy conocido, pero que los mismos lípidos que provienen de ellos pueden requerir la misma protección, cuando  son parte integrante de la célula animal, he ahí un hecho novedoso y todavía no totalmente comprendido.

Entre las sustancias que precisan de esta protección se encuentran varios lípidos poliinsaturados de gran importancia tales como la vitamina A y los fosfolípidos.

Los fosfolípidos constituyen una parte considerable de la pared celular:

Cuando un animal tiene una carencia de vitamina E muchos sistemas enzimáticos se desajustan sin que se pueda decir si estos trastornos son primarios o consecuencia de la degradación de otros componentes celulares

Sin embargo, si la vitamina E participa en el funcionamiento de ciertos sistemas enzimáticos, debe ser en cantidades ínfimas ya que se han podido criar animales sin perjuicios con regímenes muy pobres en vitamina E, pero que contenían antioxidantes sintéticos.

Por otra parte, si se aumenta la cantidad de antioxidantes en una mezcla que contiene sustancia oxidable, se obtiene una prolongación apreciable de la protección de estas sustancias.

A este respecto, la vitamina E parece diferir de las vitaminas implicadas en las reacciones enzimáticas como la tiamina o la riboflavina.

En efecto, se puede aumentar el contenido de estas vitaminas más allá de las cantidades necesarias sin modificar ni la velocidad ni la intensidad de estas reacciones.

Por ello parecería lógico creer que cuantos más antioxidantes biológicos hay en los tejidos, menos se destruirían los componentes oxidables de las células.

Es decir que el papel de la vitamina E parece residir totalmente en su poder antioxidante al nivel intracelular. La vitamina E parece en particular muy eficaz para proteger las membrana celular de los peróxidos naturales formados  a partir de los ácidos grasos y que parecen tener una influencia en el proceso de envejecimiento.

La influencia de la edad sobre la peroxidación lipídica de los tejidos y de la vitamina E ha sido estudiada recientemente en ratas.

Un suplemento de vitamina E reduce significativamente el grado de peroxidación de los lípidos del hígado en ratas de cualquier edad.

Entre los individuos mayores, la cantidad de vitamina E requerida para proteger los tejidos de la peroxidación es mucho más alta. No se puede excluir que suceda lo mismo entre los humanos y que las personas mayores tengan mayores necesidades en vitamina E.

La vitamina E es también conocida por sus propiedades anticoagulantes.
Hace unos veinte años se ha descubierto que una relación muy interesante existía entre la vitamina E y el selenio.

En efecto, cantidades mínimas de selenio podían sustituir los requerimientos en vitamina E del animal bajo ciertas condiciones.

Sin embargo, las relaciones que existen entre la vitamina E y el selenio no están todavía dilucidadas, aunque muchas investigaciones indican que ambas sustancias tienen una acción de ahorro frente a la otra.

Fuentes

En los regímenes alimentarios occidentales la mayor parte de la vitamina E suele proceder de los aceites para ensalada,  el hígado, las leguminosas  y ciertas verduras. El aceite de germen de trigo es una de las fuentes naturales más ricas que existen.

Vitaminas

Requerimientos

En el hombre, los requerimientos de vitamina E varían en función de los otros componentes de la dieta; la presencia de grandes cantidades de ácido linoleico o de otros ácidos poliinsaturados aumenta considerablemente sus necesidades.

Este hecho tiene una cierta importancia con la moda actual de consumir aceites vegetales en abundancia.

La presencia de grasas rancias, de sustancias oxidantes o de selenio modifica sin duda los requerimientos de vitamina E.

El déficit en el hombre no es espontáneo. Los casos señalados se refieren casi exclusivamente a niños prematuros que están alimentados con leches mal complementadas con vitamina E o en casos de malnutrición generalizada.

Recientemente se ha llevado a cabo un estudio entre la población  canadiense. Este estudio ha demostrado que los canadienses examinados no sufren ningún síntoma de carencia  a pesar de que su consumo de vitamina E es muy inferior a lo que fue recomendado por el “food and nutrition Board” (15 UI en vez de 30 UI)

Así, 10 Ui serían suficientes para los adultos que consumen pocos ácidos grasos poliinsaturados.

Hay que observar que la toxicidad de los distintos componentes de la vitamina E es despreciable aun si se ingieren grandes cantidades, al contrario de las vitaminad A y D.

Por otra parte, la vitamina E es frecuentemente utilizada como antioxidante en la industria alimentaria.


 

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