El Autocontrol
Habitualmente, las operaciones de inspección se realizan por los verificadores, que son personas diferentes de los operarios que realizan las operaciones cuyos resultados son el objeto del control.
Las razones de esta separación son de diversa índole:
- Por la especialización y conocimientos que requieren los verificadores.
- Por separar la responsabilidad de la ejecución y del control, evitando ser juez y parte.
- Por la necesidad de utilizar equipos de medida complejos, que están en laboratorios o lugares diferentes de los puestos de trabajo de fabricación.
Sin embargo, esta separación presenta ciertas desventajas, como, por ejemplo:
- El aumento de coste de personal, por tener personas de verificación y personas de ejecución.
- La pérdida de responsabilidad del personal de ejecución, al saber que, si el trabajo sale mal, se corregirá después por los verificadores.
Estas razones han llevado a implantar siempre que es posible el autocontrol en los propios procesos de fabricación por el personal de ejecución, de forma que los propios operarios realizan las operaciones de inspección en sus puestos de trabajo de fabricación.
El autocontrol se puede implantar si se dan diversas circunstancias:
- Si la saturación del tiempo del operario de fabricación le permite realizar operaciones de inspección sin desatender sus responsabilidades de fabricación.
- Si la capacitación del operario es suficiente o la puede adquirir para realizar las operaciones de inspección.
- Si es posible la utilización de los equipos de medida en el puesto de trabajo.
- Si los resultados de la inspección no pueden repercutir negativamente en el salario, el trabajo o la valoración del personal de ejecución.
LA CALIDAD EN EL ALMACÉN Y LAS EXPEDICIONES
La calidad del producto no se refiere únicamente al cumplimiento de sus especificaciones a la salida de la fábrica. Después el producto se manipula y se guarda en el almacén de producto terminado y finalmente se carga en un medio de transporte para su expedición hasta su destino final.
Para conservar la calidad del producto hasta el cliente final, en el almacén se deben:
Respetar las especificaciones propias de almacenamiento y conservación, como son las relativas a las condiciones ambientales, altura de apilamiento, condiciones de transporte o precauciones de manipulación.
Proveer los medios necesarios para prevenir el deterioro del producto, como son áreas o locales de almacenamiento y medios de manutención adecuados.
Establecer los métodos apropiados para autorizar la admisión o salida de los productos de las áreas o locales de almacenamiento.
Evaluar el estado de conservación de los productos a los intervalos oportunos.
Aplicar los medios de embalaje y marcado, en su caso, adecuados.