ABP. Fuentes de información
Para evitar que nuestros alumnos lleguen con miles de folios impresos sin saber qué pone en ellos, o tengamos a los padres todo el día preocupados por qué deben hacer sus hijos, lo mejor es que mientras se esté construyendo todo el proceso anterior, el docente vaya seleccionando cuáles pueden ser los mejores recursos para consultar.
Hay pequeñas recomendaciones que deben tenerse en cuenta.
Si los alumnos son muy pequeños es preferible que la cantidad de fuentes de información sea muy limitada y esté muy bien seleccionada, ya que en caso contrario algunos de ellos pueden distorsionarse y alejarse del proyecto, cosa que debemos evitar.
Por ejemplo, si estamos haciendo un proyecto sobre Roma con alumnos muy pequeños y no les facilitamos las fuentes de información, no debemos extrañarnos si alguno de ellos llega al aula con un dossier completo del arte románico. Aunque suene a broma yo mismo lo he podido presenciar.
Si por el contrario los alumnos son más grandes, la cantidad de información que pueden trabajar es mayor. En estos casos podemos:
- Dejar que traigan la información seleccionada impresa para poder trabajarla en el aula (así trabajaremos con ellos la técnica del resumen).
- Ofrecer diferentes recursos digitales de consulta y diferentes manuales para extraer información.
- Dejar algunas horas para que escojan qué páginas web pueden ayudarnos en nuestro proyecto (así observaremos la capacidad que tienen para moverse por Internet).
Todas las formas anteriores son correctas, pero el uso de ambas dará un producto mucho más elaborado.
Aunque ya lo hemos citado anteriormente (el contexto), es un buen momento para volver a comunicarse con la biblioteca del barrio o municipio para que sean conscientes de lo que nuestros alumnos están trabajando. Podemos simplemente pasarles el índice inicial del proyecto para facilitarles su trabajo por si nuestros alumnos deciden acudir a buscar información.