Conclusiones
Ser investigador implica una compleja relación con la ética. Si ya de por sí esto sucede, ser investigador en educación resulta aún más problemático por dos grandes motivos: por un lado la educación es un objeto que está en constante cambio, se construye momento a momento; por otro el componente humano es insoslayable, y se requiere un gran cuidado para no violentar la integridad de ningún sujeto en el proceso de investigación.
Ante tamaña exigencia, y habiendo el lector observado la gran cantidad de dilemas a los que puede enfrentarse, lo apropiado es tomar una postura ética fundamentada en una moral científica (sea personal o general) donde lo humano sea un valor fundamental.
Investigamos para mejorar la vida, la salud, la seguridad, la educación. Investigamos para el presente y para el futuro. Y los investigadores, en el fondo, somos todos modernos, porque creemos fervientemente que podemos cambiar el mundo, un paso a la vez.
Por ende, ¿Qué sentido tiene investigar, sino es de forma humana?