El Formador - Relación con el alumnado
El/La formador/a establecerá un trato en clase hacia el alumnado de igual a igual, es decir, de tipo horizontal; si bien esto no menoscabará la autoridad del formador/a que será el/la que dirija el proceso de aprendizaje en todo momento, ejerciendo de líder y guía del grupo, teniendo siempre la última palabra.
Esta relación, en un primer momento se puede ver afectada por distorsiones de la realidad, fruto de una primera impresión equivocada debido a valoraciones previas y prejuicios por estilo de vestir, opiniones de otras personas (generalmente sin fundamento ni objetividad), etc...
Adquiere gran importancia por tanto, las representaciones mutuas que se pueden dar en el aula en los primeros días de clase, así como el concepto que tengamos de nosotros mismos (positivo o negativo), nuestro comportamiento y actitud frente a este nuevo reto formativo.
De estas primeras impresiones puede que dependa el éxito o el fracaso de esta relación entre formador/a y alumnado.
Por tanto deberemos tratar de crear un ambiente de seguridad en el aula, de confianza y de libertad, para que la interacción entre profesorado y alumnado fluya de la manera más correcta.
Para ello deberemos tener un cierto grado de apertura; una apertura que no se traducirá en contar intimidades, pero si en exponer experiencias, fracasos, éxitos y anécdotas personales que tengan relación con lo que se esté dando en ese momento en clase.
Esta actitud acorta la distancia entre ambos protagonistas y pone los pilares para una relación cordial y basada en el respeto mutuo.