Reflexiones sobre Metodología y Objeto de Estudio
Ya hemos observado con algo de detalle las metodologías vigentes en el campo de la educación y es momento de realizar aclaraciones:
- Los objetos de estudio que eligamos, de alguna manera demandan determinadas metodologías que por capricho personal no debemos esquivar. Esto no sucede en muchos casos, pero cuando pasa debemos hacernos cargo. Por ejemplo, si queremos estudiar cómo los alumnos perciben a los profesores, la investigación cualitativa cae por su propio peso, dado que se está analizando la percepción que tiene un colectivo sobre otro. Lo mismo si queremos estudiar niveles de deserción, no hay otra que apelar a la recolección y análisis estadístico, es decir, a una metodología cualitativa.
- Complementando lo postulado anteriormente, los objetos de estudio son variables en sus posibilidades de estudio, no fijos. Ahora, esto no implica que cualquier metodología es equivalente, dado que en cada caso lo que se estará estudiando es algo diferente en realidad. Es decir, si elijo estudiar la deserción de forma cuantitativa podré medir la deserción en términos numéricos, saber si hubo más o menos que antes, buscar tendencias, etc. Ahora, si eligo estudiar la deserción de forma cualitativa podré, por ejemplo, encontrar cuáles creen que son los alumnos, los docentes, o las autoridades la causa de dicha deserción. En ambos casos estoy estudiando la deserción, pero en un caso estoy describiendola, y en otra busco explicarla en términos de los actores que intervienen.
- Las metodologías entre sí no son mejores o peores, puesto que cada una está dedicada a analizar algo que la otra no analiza. Ahora, las metodologías sí son mejores o peores entre sí a efectos de un objetivo particular, y en este sentido hay que tener bien claro qué es lo que realmente se está estudiando, para ver qué metodología debe emplearse.