Normas de redacción del estilo informativo
Además de estos puntos, en el estilo informativo y en su redacción deben estar presentes las siguientes recomendaciones:
- Uso de sinónimos: En nuestra redacción no deben repetirse ni las palabras ni las expresiones ya que eso daría lugar a un texto aburrido y monótono.
Por ejemplo: a la hora de citar las fuentes, unas veces utilizaremos “según”; otras, “en palabras de…”, la opinión de…”, etc. Debemos, pues, acudir a los sinónimos.
- No hablar en primera persona: El estilo informativo requiere que la persona que cuente los hechos lo haga desde fuera; por tanto, éstos deben redactarse en tercera persona.
Por ejemplo: No debe decirse “yo percibí que la manifestación contó con 300 personas” sino “unas 300 personas acudieron a la manifestación”.
El “yo” está prohibido en el estilo informativo a no ser que sean palabras literas que recogemos de otras personas.
Por ejemplo: Rita García, la dueña del edificio, asegura que no sintió nada: “yo permanecí en la cama toda la noche y no escuché ruido alguno”.
Asimismo y aunque la primera vez que citemos una fuente o una persona en nuestro texto, debemos dar todos los datos tal y como expusimos anteriormente (cargo, nombre, apellidos); el resto de veces que la nombremos debemos citarla de otra forma para no repetir.
Se suele recurrir a citar a la persona por su primer apellido y usar sinónimos para hacer una lectura más eficiente.
Veamos un ejemplo:
- No hacer uso de adjetivos que expresen “emotividad”: Esto es así porque, como hemos dicho, se pretende que la persona que escribe la información sea mera transmisora de la misma. Es por ello que se recurre a las fuentes en pro de la consecución de una información contrastada.
Por otra parte, contar una información desde el uso de expresiones emotivas o adjetivos, tiene el efecto de no dar a esa información el carácter veraz que necesita. Incluso en los artículos de opinión, las opiniones son fuertemente argumentadas y no resuelven con valoraciones desde la emotividad de la persona.
- No hacer uso de las oraciones pasivas. Las oraciones pasivas a menudo son más largas y no contribuyen a mostrar el texto de la forma más clara posible. Por ello, es mejor siempre recurrir a las construcciones activas.