Anatomía del caballo
Para dibujar el caballo, necesitaremos, en primer lugar, entender cuál es la estructura interna del animal.
Es útil familiarizarse con el esqueleto que subyace y condiciona su anatomía. Así comprenderemos qué movimientos puede realizar y cuáles le son imposibles. De qué modo se doblan sus articulaciones y cuáles son sus proporciones. Conociendo el esqueleto podremos situar correctamente las masas musculares.
Como vemos, el caballo tiene largos cuello y extremidades. Ojos situados en los laterales de un cráneo alargado. Entre los dientes incisivos y los molares hay un gran hueco. Cuello curvado, poderosos omóplatos. La columna vertebral presenta una suave curva, que se acentúa con la edad. El codo y la rodilla quedan muy altos, y las manos y pies se alargan hasta el suelo, donde los huesecillos de los dedos se han unido en una pezuña dura y redondeada, el casco.
La columna vertebral del caballo es bastante rígida. En compensación el cuello es extremadamente flexible.
El caballo puede mover su cuello y cabeza con amplia libertad. Subir la cabeza, bajarla hasta el suelo para pastar y beber. Puede asimismo doblar el cuello a ambos lados del cuerpo hasta alcanzarlo. Veamos, sin embargo cuán limitado es el juego de su columna que solo puede curvarse ligeramente.