Amor a Dios
Al hablar del amor a Dios se puede establecer un paralelismo entre este y el amor entre padres e hijos, que está muy relacionado con el grado de madurez de la persona. Así, el amor a Dios en su aspecto materno se presenta como una gracia incondicional (Fromm E., 2007).
Este amor es el que tienen las personas por su religiosidad hacia el representante de la misma, es decir, es una especie de admiración extrema hacia un ente que les ayuda en la filosofía de la vida de las personas creyentes. Tiene grandes tintes espirituales, es un amor diferente a todos los anteriores puesto que tiene peculiaridades distintas según sea una religión u otra.
Como conclusión podemos decir, este amor es el que profesan las personas de una determinada religión hacía su Dios. Es un amor espiritual, nada carnal que es muy diferente al resto de amores y que no es experimentado por todos los seres humanos.