Las emociones y la ansiedad
Las emociones están formadas por la información interna que posee cada persona como son los recuerdos, los afectos, el aprendizaje, las sensaciones, las experiencias individuales, etc.
La percepción de una misma situación no es equivalente entre los diferentes individuos.
Las emociones actúan como filtro para que el sujeto las perciba de una u otra manera.
La interpretación de una situación dependerá de las emociones que sienta una persona.
Por ejemplo, si vive con emoción positiva una circunstancia, la podría percibir como más agradable que en el caso de sentir una emoción negativa.
Las emociones son respuestas que surgen ligadas al estado de ánimo de un individuo y van asociadas a cambios corporales del sistema nervioso.
Por ejemplo, delante de una situación amorosa positiva, se experimentan unos cambios físicos como la sudoración, el aumento de la tasa cardíaca, etc., que van ligadas a una emociones agradables. Estos mismos síntomas físicos en cambio, se viven como desagradables si van relacionados a un estado de miedo o ira hacia la persona.
Las emociones individuales modulan nuestras respuestas a diferentes niveles, ya sean reacciones psicológicas (alegría, tristeza, ira, etc.) como puramente físicas.
La emoción interviene en la conducta, en las decisiones y en el pensamiento, ya que se activan ante diferentes estímulos según cómo se perciban subjetivamente.
En el caso que proponíamos anteriormente, la reacción física ante la persona que amas no es la misma que ante un desconocido. Esta reacción física está filtrada por las emociones que sentimos en cada contexto.
Las emociones están interrelacionadas con todos los aspectos del organismo.
No funcionan por separado. Influyen en aspectos como la salud y la enfermedad, el sistema inmunológico, el sistema nervioso, etc.
Las emociones negativas por ejemplo, afectan a la vulnerabilidad de un sujeto a contraer enfermedades, ya que debilitan su sistema inmunológico.
La emoción que sentimos depende de la evaluación subjetiva que hacemos de un hecho y del estímulo. Posee la capacidad de filtrar que nuestra reacción sea agradable o nos provoque ansiedad.