Autoestima para Padres
Autoestima para padres
Los padres somos el modelo de adulto al cual se refieren en primer lugar nuestros hijos cuando toman sus primeras decisiones sobre cómo ser y cómo actuar en la vida.
Nosotros somos también la primera fuente de información para nuestros hijos sobre su propia valía e importancia, sobre lo que es bueno y es malo y sobre lo que pueden y no pueden ser y hacer. Según seamos y actuemos nosotros, así aprenderán nuestros hijos a actuar y a reaccionar ya desde la primera infancia e incluso desde el vientre materno.
Como padres, podemos empezar a preguntarnos: “¿Quiero de veras que mis hijos sean felices, tengan éxito y relaciones más sanas y más satisfactorias que las que yo he tenido?”. Si lo quiero y quiero lo mejor para mis hijos ¿Por qué no buscar en mí mismo la fuente de esta paternidad sana, positiva, efectiva y motivante que quiero transmitirles?
Debo aprender a expresar mis sentimientos y mis emociones, en lugar de dejarme atrapar por la frustración y el resentimiento. No tengo por qué rechazar o controlar mis estadios emocionales sean cuales sean, sino únicamente aceptarlos y darles espacio para que se vayan integrando, aclarando y modificando en un proceso vivencial y natural de maduración.
El camino del autocrecimiento es sencillo, pero no fácil; significa un trabajo sin límites. Es una tarea para toda la vida, pero los resultados bien merecen todo el esfuerzo que se le dedique. Es posible que cada dos pasos dados en el camino emprendido, retrocedamos uno, aunque no queramos.
Tenemos que darnos cuenta que agobiarnos por ello no sirve de nada. Es mucho más efectivo apreciar mi avance, sea cual sea, pese a las posibles recaídas en pensamientos, acciones y reacciones negativas y en los contextos inesperados.
Para poder criar hijos con unas determinadas actitudes positivas hacia sí mismos, hacia los demás y hacia la vida en general, los padres tenemos que motivarnos a reconocer y activar estas actitudes en nosotros mismos.
El primer paso es preguntarnos ¿Puedo yo hacer algo para facilitar el desarrollo de la educación y de la formación de la personalidad de mi hijo, de forma que pueda ser una persona auto-realizada en su vida?, ¿Qué es lo que puedo hacer?, ¿Puedo conseguirlo si antes no entro yo en una dinámica de crecimiento y de cambio?
Debemos hacer una declaración de fe en nosotros y en nuestros hijos, y generar un compromiso de acción. Entrar en una dinámica vivencial y de relación efectiva y motivadora.
Tenemos que modificar nuestra propia pauta de comportamiento y de relación en familia y fuera de ella. Según decía Waldo Emerson, nuestro comportamiento hace tanto ruido que no nos deja oír las palabras que lo acompañan.
Desarrollo de la autoestima de los padres a través de un trabajo personal:
• Romper esquemas
Darnos permiso a romper esquemas tradicionales con nosotros mismos y los demás; todos tenemos la posibilidad de mejorar nuestra forma de vivir y relacionarnos, dirige tu vida hacia el cambio y hacia metas cada día más satisfactorias.
• Estamos cambiando
Yo no soy hoy lo que era ayer, ni soy a las 5 de tarde lo que era a las 4, las experiencias me han modificado, tomar en nuestras manos el cambio de la vida diaria, nuestras actitudes, relaciones, comportamientos y resultados vivenciales: Autoconocernos, asumir nuestra propia responsabilidad, convencernos de que podemos ser directores efectivos y competentes del barco de nuestra vida.
Abriendo nuestro cambio creamos automáticamente la oportunidad a nuestros hijos de ser ellos mismos los responsables de su propia vida, y actuar de forma efectiva para cambiar hábitos, actitudes y comportamientos.
• Mecanismos de supervivencia
Protección y defensa destinada a evitar o reducir las penas y las dificultades causadas por nuestro entorno. Debemos cuidar y aprender a manejar los mecanismos de supervivencia básicos no satisfactorios como los de rebeldía, victimismo, adulación, afectos forzados para complacer a los demás, quejarse, callar, llorar, no llorar, no permitir exteriorizar emociones y sentimientos, reconocer y dar muestras de fragilidad, miedos, resentimientos, debilidad o dar gritos para intimidar a los demás.
• Amarse a sí mismo
La mayor parte de las personas nos queremos y apreciamos, pero si te preguntan las razones concretas de por qué te aprecias o quieres, se hace difícil contestar de una forma clara. Se nos ha enseñado a combatir el orgullo y la soberbia, y no nos alabamos a nosotros mismos, la meta es neutralizar y desactivar el condicionamiento que nos impide, en pos de la modestia, reconocer y desarrollar la propia identidad y esencia divina sea cual sea la forma como la imaginemos.
• Aceptación de sí mismo
Como somos, con honestidad y sin sentidos de culpa, vergüenza, insuficiencia, falso orgullo, soberbia o frustración. Para aceptarse es necesario conocerse, mirar al pasado en clave de presente con vistas a inventar un futuro más satisfactorio. A menudo hacemos cosas y tenemos emociones que conscientemente consideramos sin sentido, reaccionamos desde un aspecto de ansiedad o de malestar, nos encontramos a disgusto con nosotros mismos y con nuestra forma de actuar y de pensar.
Nuestro "niño interior" reacciona y se rebela contra la perspectiva del adulto que quiere crecer y desarrollarse.
En caso de querer apreciar nuestra valía e importancia, nuestro yo consciente pretende que el aprecio ya existe, sin embargo en el momento de actuar, se encuentra con el bloqueo de su propio mecanismo de supervivencia anterior. Así se dan casos de personas muy efectivas en su trabajo y que son completamente negativas cuando se trata de relaciones familiares, donde sus actitudes son completamente distintas.
• Pensamiento creativo
Creencias positivas, reconocer oportunidades para crearnos contextos para salir de nuestras limitaciones y condicionamientos. Si pienso que no puedo, mi pensamiento creativo de búsqueda de soluciones, creación de fórmulas, activación de la voluntad y de una motivación suficiente, no sólo no se activa, sino que tampoco se manifiesta. En su lugar se pone en marcha un pensamiento creativo de carácter negativo, que es el que hace que me convenza de que no puedo y continúe en el mismo espacio insatisfactorio en que me encontraba.
No estamos acostumbrados a considerarnos como la causa de nuestra vida, factor que nos impide utilizar todas las energías en la consecución de lo que queremos conseguir. Empezamos a pensar qué, por qué o cómo. Racionalizamos pros y contras, nos embargan las dudas y acabamos por no intentar y no conseguir nada.
• Interpretación del presente sobre la base del pasado
Resaltar la importancia de vivir en el aquí y en el ahora, y no instalados en el pasado o ansiosos del futuro y del porvenir. Estamos influenciados pero no condicionados por el pasado. Sumergirnos en los recuerdos del pasado o en los sueños del futuro, nos gasta y desgasta la felicidad del momento.
Podemos hacer una acción de reinterpretación del pasado desde el espacio anímico experiencial en que nos encontramos, poniendo las raíces para el futuro. Hacer una reinterpretación del pasado desde nuestra situación actual, en lugar de ignorarlo con bloqueos de recuerdos lastimosos, nos sirve para desactivar desde nuestra perspectiva actual los posibles eventos negativos del pasado.
La acción de restauración o de reconstrucción de los hechos para revisar nuestra situación presente nos sirve para motivarnos a la acción de creación de un presente o futuro tal y como queremos que sea, en lugar de ir a remolque de una realidad que ni nos satisface ni nos motiva.
• Asunción de la propia personalidad
Ser responsables de nuestra vida por nuestras acciones, interpretaciones, reacciones y actitudes. Nuestra primera responsabilidad es aclararnos cuáles son nuestros valores, cuáles nos sirven y cuáles son un obstáculo en la presente situación.
Hacer un balance al respecto, y desde ahí empezar partiendo del ajuste y cierre de procesos anteriores, es una de las acciones básicas de nuestro autocrecimiento. No se habla de borrón y cuenta nueva, sino de claridad de cuentas, de pagos de deudas, de cobro de facturas y revisión de direcciones. Lo re-evalúo desde un hecho cierto: soy un ser humano auto-realizante y me doy cuenta de que todo tiene un valor mucho mayor cuando lo sitúo en un contexto positivo.