Crear en los hijos un buen Sentido de competencia
Posibles medidas de actuación para ayudar a los/as hijos/as a que desarrollen un buen sentido de competencia.
- Dar oportunidad a que consiga con su acción algo que no creía poder conseguir.
- Ayudarle a buscar el mejor uso de los recursos personales con los que cuenta.
- Provocar situaciones para poder dar refuerzo y apoyo de forma continua.
- No expresar expectativas excesivas para no reforzar negatividad en el/la niño/a hacia sí mismo/a o hacia los demás.
- Ayudarle a descubrir cuáles de sus propios recursos puede utilizar en las distintas áreas de acción.
- Dar un feedback positivo sobre hechos concretos que haya llevado a cabo de forma satisfactoria.
- Organizar un juego de roles o simulación para que aprenda y comprenda lo que significa ser explorador/a, artista, juez/a, profesor/a.
- Organizar tareas que le permitan ir más allá en el nivel de pensamiento y comprensión que piense que tiene.
- Aprovechar cualquier situación para conseguir la superación de sentimientos de incompetencia y entrar en la dinámica de la adquisición de confianza en sí mismo/a, de saber y si no es así de poder aprender de cualquier información, situación o contexto.
- Organizar juegos de refuerzo como el de sacar una relación de cualidades propias y de los demás para leerlas en voz alta. Al final se contrastan las características positivas que le han atribuido a cada uno con lo que él/ella efectivamente piensa de sí mismo/a.
- Dar certificados de acciones bien hechas. Cada uno tiene que recibir un certificado por cosas distintas. Los padres deben dar la oportunidad para que cada uno pueda obtener un certificado en una u otra ocasión.
Las características y las medidas sugeridas para cualquiera de los 5 componentes, aunque se han indicado desde la perspectiva de los propios hijos/as, sin embargo, se aplican a nosotros mismos y a nuestras relaciones con nuestro propio/a niño/a interior.
El/La niño/a interior de cada uno es la parte de nosotros que por las causas que sean no ha conseguido madurar, quedando bloqueada en su maduración por la utilización del mecanismo de supervivencia adoptado en la infancia y reforzado o modificado en la niñez.
Este/a niño/a interior provoca reacciones infantiles en la edad adulta y necesita ser reconocido, asumido e integrado en la personalidad. En esto consiste el proceso de crecimiento personal.
La labor que hagamos con nuestros/as hijos/as para que ellos/as puedan conseguir un nivel adecuado de autoestima, representa una ocasión muy positiva para trabajar y conseguir resultados de autodesarrollo personal en nosotros/as mismos/as.
Es una forma de entrar todos/as en una espiral de apoyo y motivación mutua para una más correcta dirección de nuestra vida.