Balance Social
El balance social es aquel estado que refleja información numérica, correspondiente a la situación en que se encuentra la organización en todo lo relacionado con el tema social. Es complementario al balance financiero y es una memoria que la empresa publica anualmente dando cuenta de los proyectos, beneficios y acciones sociales dirigidas a los empleados, inversionistas, analistas de mercado, accionistas y a la comunidad (Stakeholders). Es también un instrumento estratégico para avalar y difundir el ejercicio de la Responsabilidad Social Empresarial. En el balance social la empresa muestra lo que hace por sus profesionales, dependientes, colaboradores y la comunidad, dando transparencia a las actividades que buscan mejorar la calidad de vida de quienes la rodean. Su función principal es hacer pública la RSE, construyendo mayores vínculos entre la empresa, la sociedad y el medioambiente.
La New Economics Foundation define al balance social como “la rendición de cuentas sociales que hace una empresa al final de un ejercicio fiscal, incluyendo todos aquellos recursos financieros, materiales y humanos invertidos en el mejoramiento de las condiciones de vida de sus empleados, sus familias, la comunidad y el entorno natural, por encima de las obligaciones impuestas por la ley”.
Otros enfoques lo definen como un instrumento de gestión para planear, organizar, dirigir, registrar, controlar y evaluar en términos cuantitativos y cualitativos la gestión social de una empresa, en un período determinado y frente a metas preestablecidas.
Se dice que el origen del balance social se remonta a la década de los setenta en Estados Unidos. Su objetivo original radicaba en mejorar la imagen de ciertas empresas que eran rechazadas por la comunidad de la época, sin embargo, en la década de los sesenta es cuando realmente se inicia la necesidad de presentar cuentas sociales que reconocieran las relaciones empresa-sociedad. En esa década se produce un divorcio entre el crecimiento cuantitativo y el crecimiento y desarrollo cualitativo, con lo cual surge la necesidad de buscar indicadores sociales que demostrarán el desarrollo de la economía y de sociedad. Nombres europeos como Dierkes, Brockhoff y Budeaus son señalados como importantes en el pensamiento social de dicha década, que desemboca en el balance social.
En Chile la idea se comienza a considerar durante los años setenta, y es tomada por instituciones como la Unión Social de Empresarios Cristianos, el Instituto de Administración de Personal, colegios profesionales, universidades y la Asociación Chilena de Seguridad.
Cuando hablamos de balance social estamos hablando de un concepto que reúne un conjunto de tendencias y orientaciones diferentes. Las necesidades informativas de las empresas varían de acuerdo al marco jurídico y el sistema político donde estén insertas.
Existen una variedad de balances, o más bien, una variedad de metodologías y criterios que se consideran para llevarlos a cabo. En primera instancia existen diferencias respecto a quienes esta destinado el balance, en este sentido podemos diferenciar entre el balance social interno y externo:
Balance Social Interno: Es aquel que toma en cuenta sólo las relaciones de la empresa con los agentes sociales internos. Estos son necesarios para integrar coordinadamente los aspectos sociales en la gestión económica. Se trata de un instrumento que permite medir y evaluar las satisfacciones e insatisfacciones que se producen en el ámbito social de la organización, lo que permite a la dirección tomar las medidas correctivas necesarias para lograr el cumplimiento de las metas y de los objetivos propuestos por la organización., así como los cambios que puedan optimizar la calidad del ambiente laboral. Otorga la posibilidad de evaluar las realizaciones, logros y satisfacciones del personal, junto con los conflictos que se producen.
Entre sus ventajas, dado lo anteriormente expuesto, se puede destacar que diagnostica la situación social interna de la organización, apoya el proceso de toma de decisiones, permite implementar políticas sociales y, con posterioridad, ayuda a evaluar y maximizar dichas políticas. También constituye un medio de diálogo entre los actores, pues mejora la comunicación y evita conflictos, con lo cual, de modo directo y positivo, afecta la productividad organizacional.
Entre sus desventajas está el desconocimiento del tema, lo que la convierte en una práctica no generalizada. Un problema importante radica en el hecho que puede producir falsas expectativas entre los trabajadores y directivos. Además, otro problema es que los resultados pueden ser manipulados para presentar una cierta imagen frente a los trabajadores.
Otra desventaja importante se produce por la existencia de un alto rango de subjetividad tanto en la construcción del estado como en la elección de las herramientas, principios e indicadores utilizados para completarlo.
Balance Social Externo: Es aquel que contempla las relaciones que mantiene la empresa exclusivamente de responsabilidad social con aspectos tales como el medio ambiente, calidad de los productos ofrecidos, relaciones con la comunidad en la que se inserta la empresa, etc. Entre las ventajas que tiene el balance social externo se encuentra que permite comunicar al medio los aspectos positivos que ha tenido la actividad de la organización en un periodo determinado. En ese sentido, ofrece la posibilidad de evaluar el logro de los objetivos de la empresa en relación con el tema del cumplimiento de su responsabilidad social. Por otro lado, le permite a la organización situarse y diferenciarse en el mercado y en su industria, además de informar sobre su cobertura en el mercado local e internacional. En un aspecto contextual, refleja los aciertos y desaciertos que existen en la relación organización-medio.
La mayor dificultad del balance social externo es la reticencia de los empresarios hacia él y su implementación, ello porque entrega mucha información que al empresario le interesaría mantener en privado para no exponer a su empresa a un juicio social por parte de la comunidad. Otra desventaja radica en el hecho de que los datos, cuando no son convenientes para la organización, sean manipulados por ella para protegerse de eventuales resultados negativos que puedan afectar su valor económico-financiero o la imagen corporativa.
Un problema importante radica en la inexistencia de organismos fiscalizadores externos que realicen auditoría al balance social, pues este concepto aún se encuentra en una etapa de desarrollo incipiente y muy focalizado.
Existe un tercer tipo de balance que compatibiliza las dos dimensiones (interna y externa) denominado balance social mixto (o global). Éste ha sido mayormente desarrollado en Alemania y los países del norte de Europa.
El balance social visto como un instrumento de información empresarial, es información que pasa a los diferentes actores sociales con los cuales la empresa se interrelaciona. Tiene el atributo de reunir la información que normalmente es facilitada en forma fragmentada y es entregada en un documento único. Este es un excelente instrumento empresarial de participación y negociación con todos los actores sociales con los cuales la empresa se interrelaciona, y permite llegar a acuerdos respecto a las áreas de responsabilidad social que debe considerar la empresa e implementar sus planes en dicha temática. A partir de los informes de balance social se pueden extraer las acciones prioritarias. A juicio de la Comisión de Asuntos Sociales y Empleo del Parlamento Europeo “la introducción del balance social en las empresas podría constituir un importante instrumento de concertación social para la aplicación correcta de la estrategia corporativa de desarrollo”.
De cualquier manera, muchos enfoques distintos de reportes sociales, se pueden encontrar dependiendo del énfasis que se dé sobre un ámbito específico en los distintos países.
En la práctica existen varias razones para que las empresas utilicen el balance social, complementando de esta forma la utilización de las otras herramientas de gestión de RSE. Entre estas razones se pueden citar:
- Agregar valor: Hace una diferencia en la imagen de la empresa ya que cada vez es más valorado por accionistas, inversionistas, el estado y el público en general.
- Mejora las relaciones: La empresa que realiza un esfuerzo por publicar un reporte social y hacer transparentes sus acciones y decisiones crea mejores lazos con sus grupos de interés (Stakeholders). Además demuestra cierta apertura de la empresa al dialogo y le da un perfil humanitario.
- Identificación de posibles conflictos: El hecho de compilar toda la información en un informe puede ayudar a identificar faltas, omisiones o problemas que pueden comprometer a la compañía.
- Respuesta a la creciente demanda de transparencia: Hoy en día se conocen muchísimos casos de empresas que han caído en sus cotizaciones bursátiles dado la falta de transparencia. Este instrumento soluciona tal problema y da seguridad a accionistas, directivos y empleados.
- Las nuevas demandas que surgen para las empresas: Hay un interés por conocer íntegramente el desempeño de las empresas, sus resultados operacionales y su aporte a la comunidad, sus trabajadores y el medio ambiente.
- Aumentar el atractivo de cara a los inversionistas: Respaldo a proyectos de inversión.
- Mejora la efectividad organizacional: Puede ser considerada como una útil herramienta de gestión. El balance social es una valiosa herramienta para dirigir, medir y divulgar el ejercicio de la responsabilidad social en sus emprendimientos.
- Disminuye el riesgo de publicidad adversa: La percepción que genere este tipo de prácticas, minimiza esta posibilidad.
- Es un instrumento de evaluación: Analistas de mercado, inversionistas y órganos de financiamiento ya incluyen el balance social en la lista de los documentos necesarios para evaluar los riesgos y las proyecciones de una empresa.
- Consolida una intención o tendencia: Es importante llevar a la práctica la intención de ejercer el concepto de “ciudadanía corporativa”. El balance social apunta en esa dirección.
- Ética corporativa: Contribuye en la promoción de posturas éticas y transparentes en el ámbito corporativo.
- Sirve como subsidio a las negociaciones laborales: Se constituye en un aporte valioso para las negociaciones colectivas.
- Visión de futuro: Permite la comprensión más amplia de toda la situación económica de la empresa, por incorporar factores relevantes que se reflejan en el desempeño presente y futuro de la empresa.
- Análisis de desempeño: Permite la evaluación de la coherencia entre los valores y directrices asumidos y la realización de los mismos, a través del análisis del desempeño de la empresa.
- Benchmarks: Ofrece parámetros comunes de comparación de desempeño con los de otras empresas, estableciendo nuevos niveles de benchmarks.
En la implementación del balance social las empresas pueden encontrarse con algunas dificultades prácticas. Una dificultad especial que enfrenta el balance social tiene relación con el manejo de las interpretaciones de la realidad social, orientada a reivindicaciones de grupos interesados en la organización y asociada a tratar de adelantarse a las exigencias de los grupos de interés. Es difícil para las personas separar sus niveles y áreas de satisfacción, pues ello corresponde al tipo de relación y dependencia que mantenga con y hacia la organización. En este sentido, una persona puede ser, por ejemplo, trabajador y accionista.
Al entrar al tema de los indicadores resalta de inmediato la discusión de si hablamos de cuantitativos o cualitativos. Si optamos por los cuantitativos como más completos, nos encontramos con la debilidad de las escalas y medidas utilizadas, sin mencionar los criterios dispares para seleccionar las herramientas para recabar la información. Un problema adicional surge al decidir cómo presentar la información recopilada.
De cualquier manera, la utilización de indicadores es un aspecto relevante, ya que para cumplir adecuadamente los objetivos establecidos son necesarios elementos de medición y evaluación del comportamiento social de la empresa que permitan establecer, para cada aspecto de la responsabilidad social por separado, las siguientes relaciones:
a) Situación respecto a un valor referencial; éste puede ser, según el caso, un límite técnico, legal o contractual, un estándar o valor promedio establecido para determinada actividad, una meta planificada por la propia empresa, etc.
b) Mejoramiento o empeoramiento del desempeño social de la empresa en el aspecto evaluado durante el período que se informa, respecto al período anterior.
Los indicadores deben ser cuantitativos, siempre que sea posible y razonable una medición objetiva. Los resultados podrán y deberán valorizarse, siempre que la transformación de valores naturales a valores monetarios represente una ampliación y clarificación de la información y se realice en forma objetiva y sin recurrir a fórmulas artificiosas. Cuando no se disponga de indicadores cuantitativos que cumplan con adecuadas condiciones de representatividad, objetividad y simplicidad, sería preferible recurrir a descripciones narrativas pertinentes (en forma de notas)
La noción del balance financiero nos conduce a imaginar un balance social que refleje la situación y los resultados de la actividad de la empresa en su alcance social, en forma global y completa. Existen dos dificultades adicionales a las anteriormente expuestas para la implementación de esta herramienta:
a) Las dificultades técnicas y económicas que existen para medir cabalmente todos los impactos sociales generados por las acciones empresariales.
b) La imposibilidad de reducir muchos de los indicadores a una unidad de medida común, lo que impide sumar efectos positivos y negativos sin recurrir a ponderaciones y valorizaciones subjetivas o discutibles.
En la actualidad es posible encontrar diversas iniciativas y propuestas de modelos de balance social en el mundo. En Latinoamérica, puntualmente, existen herramientas elaboradas por organizaciones vinculadas a la RSE como: Acción Empresarial (Chile), Instituto Ethos de Empresas y Responsabilidad Social (Brasil), Deres (Uruguay), etc.