Evaluación de los alumnos/as con necesidades educativas especiales
El procedimiento de detección del alumnado que pueden presentar necesidades educativas especiales consiste, básicamente, en tres etapas:
1. Procedimiento inicial.
Realización de la evaluación inicial o diagnóstica del grupo. Mediante pruebas iniciales, el profesorado conoce el grado de conocimientos del alumnado al principio del ciclo escolar.
Esta evaluación formal sirve para conocer sus estilos y ritmos de aprendizaje, sus dificultades, las formas en que socializan, sus intereses, etc.
Con esta base se realizan ajustes generales a la programación, para adaptarlas a las necesidades observadas.
2. Evaluación más detallada de algunos/as alumnos/as.
Aún con los ajustes generales a la programación, algunos/as alumnos/as mostrarán dificultades para seguir el ritmo de aprendizaje del resto del alumnado. El profesorado deberá observar de manera más cercana y hacer ajustes a su metodología, de tal forma que involucre al alumnado con dificultades en actividades con el resto del grupo disminuyendo así la segregación.
3. Solicitud de evaluación psicopedagógica.
A pesar de las acciones realizadas algunos/as alumnos/as seguirán mostrando dificultades para aprender al ritmo de la clase, por lo que será preciso realizar una evaluación más profunda. Lo que procede es solicitar que el personal de educación especial organice la realización de la evaluación psicopedagógica. Los profesionales que desarrollan una evaluación psicopedagógica y un diagnóstico no pueden trabajar aislados; deben conocer las características del medio escolar, el currículum que se desarrolla, los profesores que lo imparten, los medios con los que se cuenta; es fundamental en este proceso la participación del profesorado y de padres y madres, no solo como observadores sino como corresponsables en la toma de decisiones.
La evaluación es importante al principio, durante y al concluir la secuencia de la enseñanza. |