Introducción. (VII). Conclusión
Excepto en las demencias debidas a una causa que se pueda tratar, como en el caso de las demencias secundarias, el curso de la enfermedad es inevitablemente progresivo y su pronóstico es muy malo.
Con el tiempo se pierde independencia, los enfermos son incapaces de realizar su autocuidado, vestirse, asearse, etc. Más tarde incluso son incapaces de comer ellos solos, desplazarse y contener esfínteres. Por último el paciente acaba en cama, ausente de todo y de todos y se vuelve completamente dependiente para las actividades de la vida diaria.
Es frecuente que el trastorno evolucione de forma que puedan existir períodos de deterioro rápido y otros de estabilidad de los síntomas.
Existe una investigación muy activa en el momento actual sobre las demencias y también se ve un mayor interés de la sociedad y una creciente concienciación del problema pero, por ejemplo, aún se aprecian pocos planes sanitarios a nivel de cada país en todo el mundo, ya que las demencias no constituyen, en líneas generales, una prioridad de salud pública. Todo ello dificulta la puesta en marcha de programas de prevención en estadios iniciales de la enfermedad.
Como dato significativo tenemos que indicar que existen ya algunos estudios en EE.UU. que están indicando una leve reducción de la frecuencia de aparición de esta enfermedad. Parece en relación a un mejor control de los factores que favorecen la aparición de la demencia senil, como por ejemplo, la hipertensión arterial, el nivel elevado de colesterol, la diabetes (cifras elevadas de azúcar en sangre), el tabaquismo...