Seguridad del paciente (II). Conducción. Armas

CONDUCCIÓN.

La conducción es una actividad compleja y que exige el funcionamiento coordinado de múltiples funciones cognitivas:buen juicio, rapidez de reflejos, capacidad de tomar decisiones en poquísimo tiempo...

La capacidad de conducir se ve muy afectada por el deterioro mental y en consecuencia también se ve muy incrementado el riesgo de accidente.

Vamos a ver algunas señales de que puede ser hora de dejar de conducir:

  • Olvidarse de como localizar lugares familiares.
  • No obedecer las señales de tráfico.
  • Tomar decisiones con lentitud o decisiones sin sentido.
  • Conducir a velocidades inadecuadas (ir muy lento o muy rápido).
  • Enojarse con mucha frecuencia al conducir.
  • Presencia de muchos signos de abolladuras o raspaduras en el coche.
  • Tener desvíos frecuentes al otro carril y múltiples errores en las intersecciones.
  • Confundir con frecuencia el acelerador con el pedal de frenos.
  • Asumir riesgos innecesarios.

Las personas que tienen deterioro cognitivo leve y aquellas que se encuentran en las primeras fase de la demencia senil pueden mantener aún la capacidad para la conducción. A medida que progrese la enfermedad esta capacidad se va a ir perdiendo y, por tanto, el riesgo de sufrir accidentes va a ir aumentando notablemente.

El diagnóstico de demencia senil no obliga, legalmente, a abandonar la conducción. Esta decisión viene dada por la severidad del proceso o por la demostración de incompetencia en la facultad de conducir.

En los reconocimientos oficiales de conductores se ha de hacer una valoración por parte de medicina general, psicología y oftalmología. En principio, en estos reconocimientos se usan métodos y escalas fiables y válidos para detectar a estos enfermos; al parecer sólo el 50% de los pacientes ya diagnosticados de demencia senil superan las pruebas que se les realiza. Aunque el paciente pase las pruebas de evaluación y se le conceda la renovación del permiso o licencia, ha de pasar el reconocimiento cada 6 meses. 

De todas formas, creemos que a nadie se le escapa que la actitud más responsable y sensata, una vez diagnosticada la demencia, sería el abandono de la conducción con el beneplácito del paciente.

La situación contraria a la que hemos expuesto es la del enfermo que se empecina en no abandonar la conducción a pesar de ser diagnosticado de demencia.

Por desgracia, esto es muy habitual en nuestro país. 

¿Qué hacer en este caso?

En la medida de lo posible, siempre es aconsejable tener un plan previo por si esta situación se presenta. Hemos de buscar alternativas para que el paciente mantenga su independencia a pesar de no poder ya conducir (transporte público, desplazamientos a pié, traslados con familiares o amigos...).

Si el paciente se niega a dejar de conducir, tenemos que intentar contar con la ayuda del resto de los miembros de la familia (tener una conversación familiar); recurrir a su médico de familia para que hable con él y, en último término, si no queda más remedio, poner el problema en manos de abogados.

 

ARMAS.

La enfermedad de Alzhéimer y otras demencias pueden hacer que una persona que toda su vida ha tenido armas de fuego en casa se transforme en un riesgo manifiesto para él mismo y los demás.

Las alteraciones de la conducta y de pensamiento que acompañan a estas enfermedades  pueden originar interpretaciones erróneas de la realidad y alteraciones de la percepción (alucinaciones, delirios...) que conllevan una importante tendencia a presentar reacciones violentas y agresivas. No es extraño que estos enfermos perciban erróneamente situaciones normales como peligrosas y que intenten defenderse de unas amenazas que tan solo existen en su imaginación.

Es muy importante que los familiares, cuidadores y los profesionales valoren estas circunstancias y establezcan las medidas de protección.

Se hace necesario, como primera medida y en tanto se adoptan otras, esconder correctamente armas y municiones.

En ocasiones trabar o incapacitar un arma puede no ser suficiente; se dan casos de enfermos que buscan nuevas armas y agreden con ellas.

julio yañez gonzalez-irun

Medicina de familia.

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