Estimulación de la orientación, el lenguaje y la movilidad
A) Estimulación de la orientación.
La persona que padece Alzheimer tiene problemas para situarse en el tiempo, el espacio e incluso en su propia persona, por lo que es fundamental trabajar todas estas áreas a través de una serie de tareas:
Trabajando la orientación temporal:
- Uso de calendarios con caracteres grandes y llamativos, ubicados en lugares visibles. Marcar con el paciente los días transcurridos, celebraciones y fechas importantes. Además, se debe hablar a menudo del día, el año y la estación en que se está, así como de próximos eventos importantes para el enfermo.
- Es útil ubicar relojes en lugares visibles, e incluso que el paciente lleve uno de pulsera. Esto puede ayudarle a orientarse respecto al horario a seguir, y favorecer ejercicios como la lectura de la hora.
- Se puede decorar el entorno de acuerdo a la época del año en que se esté, tanto la estación como alguna festividad concreta. Esto puede acompañarse con actividades temáticas, reuniones o comidas especiales que ayuden a asociar ciertos elementos con la época.
Trabajando la orientación espacial:
A medida que avance la enfermedad, el espacio en el que se moverá el paciente también se reducirá, tanto por motivos prácticos como para reducir la ansiedad que producen los cambios y lo desconocido. Mientras sea posible, es esencial que la persona no pierda la relación con su entorno y salga de su domicilio el mayor tiempo posible, siempre acompañado para evitar extravíos.
A nivel del hogar pueden utilizarse otros medios para favorecer la orientación:
- En el calendario u otro espacio específico, se pueden escribir datos como la ciudad o la dirección donde se reside.
- Se pueden colocar elementos en el hogar que ayuden a la orientación, como carteles con los nombres de habitaciones u objetos, o luces nocturnas que ayuden al enfermo a moverse de manera autónoma.
Trabajando la orientación personal:
Al igual que al trabajar otras áreas, es importante ser paciente con el enfermo y recordarle, tantas veces como necesite, la información que olvide.
- Acerca de la propia historia de vida, se pueden crear biografías, árboles genealógicos o diarios de vida, con la colaboración del paciente y con recursos visuales como recortes, fotografías o dibujos. Esto ayudará a la persona a recordar datos como su nombre, apellidos, lugar y fecha de nacimiento, colegio y amigos, juventud, pareja, trabajo, hijos, etc.
- Para favorecer el contacto con su medio deben trabajarse los recuerdos de amigos y familiares, y para ello usar conversaciones, fotografías, vídeos y tantas visitas como sean posibles.
- En cuanto a la realidad social en la que vive, suele ser el primer ámbito del que se aísla la persona que sufre EA. Por ello, se debe promocionar la lectura de periódicos, revistas u otros medios de comunicación como la radio y la televisión, y comentar la información obtenida, para favorecer el contacto con el mundo exterior.
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En lo que respecta al esquema corporal, se puede trabajar la orientación a través de juegos o canciones en los que se deban usar o tocar distintas partes del cuerpo o imágenes en las que haya que identificarlas o asociarle una prenda de vestir.
B) Estimulación del lenguaje.
Especialmente a la hora de hablar con la persona enferma, es esencial mantener la calma ante errores o repeticiones, evitar corregirla demasiado y ayudarla a hacer y decir las cosas por sí misma. Para mantener y estimular el lenguaje, sobre todo el espontáneo y la conversación, pondremos en práctica diferentes ejercicios:
- Mantener conversaciones espontáneas sobre temas que interesen al paciente y que le motiven a hablar.
- Juegos de palabras: nombrar palabras pertenecientes a una categoría o que empiecen por una determinada letra o sílaba, describir una imagen, definir términos o nombrar sinónimos o antónimos, completar palabras, adivinanzas, etc.
- Ejercicios de lectura y escritura comprensiva. Como en el resto de actividades, se debe adaptar el nivel de dificultad a las capacidades del enfermo.
- En las fases más avanzadas de la EA el lenguaje espontáneo se deteriora gravemente, por lo que las actividades pueden centrarse en repetir frases, palabras o números, que ayuden a mantener la capacidad de hablar.
Es necesario prestar atención a la comunicación no verbal, tanto la que los cuidadores muestran, como lo que la persona enferma transmite o intenta transmitir a través de su cuerpo y su expresión. Por ejemplo, el cuidador debe mantener contacto visual y estar a la misma altura que el paciente, y se debe mantener la sonrisa y el contacto personal para transmitir seguridad y confianza.
C) Estimulación de la movilidad.
Más adelante se hablará de algunas ayudas técnicas que pueden instalarse en el hogar para facilitar la movilidad. En este apartado veremos algunos ejercicios que los cuidadores pueden hacer por sí mismos para trabajar las habilidades motoras de la persona enferma.
El paulatino deterioro de la capacidad motora, es decir, lo que denominábamos praxias, va a influir en la vida cotidiana de la persona que sufre Alzheimer y de sus cuidadores. Con el tiempo, el paciente no será capaz de realizar actos tan habituales como vestirse, comer, o cepillarse el pelo, y necesitará asistencia diaria para todas estas acciones. Sin embargo, mientras sea posible, es importante que los cuidadores no hagan estas tareas por él, sino que le proporcionen la mínima ayuda posible para que él mismo pueda llevarlas a cabo.
Para mantener la autonomía el mayor tiempo posible y estimular las habilidades motoras, podemos llevar a cabo una serie de ejercicios:
- Usar la repetición e imitación para que el paciente realice movimientos simples, como abrocharse la camisa, y secuencias de movimientos como lavarse los dientes. Se le puede facilitar la tarea, si lo necesita, reuniendo los utensilios para la actividad o iniciándola por él, dejando que la continúe.
- Se pueden usar recursos como puzles, juegos de formas para clasificar y construir, dibujos, juegos de mesa o cartas, etc. Es importante respetar los intereses de la persona y proponerle actividades que la motiven.
- Para mantener la capacidad de planificar acciones, el paciente puede participar en tareas habituales de la casa, como la preparación de la comida o la lista de la compra, siempre que su estado se lo permita.