Funciones Cognitivas
Las principales funciones cognitivas que se ven afectadas en el trascurso de la Enfermedad de Alzheimer son las siguientes:
A) Memoria.
La memoria es la capacidad mental que permite fijar y evocar recuerdos, datos y sensaciones que hemos experimentado. Se divide en distintos tipos de memoria:
- La memoria sensorial es la más inmediata y de corta duración, puesto que se compone de la información recogida por los sentidos.
- La memoria semántica almacena toda la información para el uso del lenguaje, incluyendo el significado de las palabras y las reglas gramaticales.
- La memoria de reconocimiento permite identificar algo que ya fue experimentado en el pasado. Recupera recuerdos relativos a personas, objetos o lugares, al volver a percibirlos.
- La memoria episódica almacena recuerdos relativos a acontecimientos de la propia vida.
- La memoria procedimental es aquella que permite recordar cómo llevar a cabo cualquier tarea, al almacenar habilidades y destrezas.
- La memoria a corto plazo tiene una capacidad y duración limitada. Almacena información de manera consciente, y ésta puede pasar a la memoria a largo plazo o ser desechada y olvidada.
- Por último, la memoria a largo plazo es aquella que retiene información de forma inconsciente, que solamente se vuelve consciente cuando la recuperamos. Este tipo de memoria es la que almacena más datos, y su capacidad es casi ilimitada.
La alteración de todos los tipos de memoria es quizás el rasgo más característico de la enfermedad de Alzheimer. Podríamos decir que, por culpa de la EA, la persona enferma olvida todo lo que alguna vez ha sabido, incluso a desempeñar las funciones corporales más básicas. Esta pérdida de memoria, denominada amnesia, no sólo dificulta el recordar conocimientos pasados, sino que también impide adquirir otros nuevos.
En la alteración de la memoria juega un papel muy importante el deterioro de la atención.
B) Atención.
Entendemos por atención la capacidad de fijar la actividad mental de manera consciente sobre un objeto, persona u otro estímulo exterior. La atención puede fijarse de dos formas. En primer lugar de manera voluntaria, cuando la decisión se toma intencionalmente por la motivación de un estímulo. Pero también puede fijarse la atención de forma involuntaria, cuando dicho estímulo posee por sí mismo cierta intensidad o importancia para el sujeto. En el trascurso de la enfermedad de Alzheimer se vuelve para el enfermo cada vez más difícil centrar la atención de manera tanto consciente como inconsciente, puesto que aquello que lo rodea tiende a desaparecer de su mente, aislándolo de ello.
C) Orientación.
La orientación es la capacidad mental del sujeto de ubicarse conscientemente en el espacio y en el tiempo en el que se encuentra. Asimismo, incluye la acción de situarse en su cuerpo, al reconocerlo como propio y tener un esquema mental de su imagen y sus capacidades. A lo largo de esta enfermedad el paciente comienza con cierta desorientación temporal y espacial, para finalmente no saber dónde se encuentra, qué día o año es, ni reconocerse a sí mismo ni a quienes lo rodean.
D) Juicio.
La capacidad de juicio está estrechamente relacionada con el pensamiento. Por pensamiento entendemos la facultad de procesar e interpretar la información que recibimos a través de estímulos externos, así como generar ideas y razonamientos a partir de ellos.
Por su parte, el juicio hace referencia a la acción de valorar y comparar distintas ideas alternativas en base a unos valores éticos y morales determinados. en resumen, es la capacidad de diferenciar lo que está "bien" de lo que está "mal". Sin embargo, una persona con Alzheimer avanzado es incapaz de procesar adecuadamente la información que recibe, y su habilidad para distinguir lo que es apropiado de lo que no desaparece. Es por ello que necesita supervisión constante, especialmente en los estadios más avanzados de la enfermedad.
E) Lenguaje.
El lenguaje es la habilidad propia del ser humano para expresar pensamientos y sentimientos a través del habla, la escritura u otros signos y símbolos determinados. Al igual que otras capacidades cognitivas, la comunicación a través del lenguaje se ve seriamente dañada en la EA. Este deterioro no se refiere solamente al habla, que se reduce a sonidos o palabras sueltas e incoherentes, sino que también influye en la capacidad para escribir o utilizar cualquier otro tipo de signos o símbolos. Las alteraciones en la comunicación deterioran rápidamente las relaciones sociales de la persona enferma y la sumen en un estado de aislamiento del mundo que la rodea.
F) Movilidad.
La movilidad es la habilidad de controlar el propio cuerpo, especialmente las extremidades, para manipular objetos, desplazarse o expresarse con gestos. Dicha habilidad incluye distintas competencias ejecutivas:
- En primer lugar, la planificación del movimiento permite secuenciarlo y dirigirlo a la consecución de un objetivo concreto.
- La adaptación, por su parte, ajusta el comportamiento al medio o situación en el que se produce, para que resulte adecuado de acuerdo al contexto.
- La iniciativa es la capacidad de emprender una acción por sí mismo, e implica la comprensión de la tarea a realizar y los objetivos que pretende.
- La inhibición bloquea ciertos comportamientos e ideas que no son considerados socialmente adecuados. Cuando avanza el deterioro por la EA, la persona es incapaz de razonar y, por lo tanto, de evaluar la propia conducta o la de otros, lo que puede dar lugar a episodios de comportamientos inapropiados, sexuales o agresivos.
La alteración de las capacidades incluidas en la movilidad se conoce como apraxia, y en el Alzheimer suele aparecer en la fase intermedia de la enfermedad, aunque se agrava con el tiempo, impidiendo cualquier tipo de acto motor con una finalidad concreta. Al final de la enfermedad, el paciente suele pasar la mayor parte del tiempo tumbado o sentado, necesitando ayuda constante para cualquier movimiento o actividad.