Rodilla. Anatomía básica
A nivel óseo, la rodilla está formada por la unión de los siguientes huesos:
- Tibia
- Peroné
- Fémur
- Rótula
Las articulaciones a las que dan lugar las uniones de estos huesos son:
- Tibiofemoral
- Tibioperonea proximal
- Femoropatelar
En cuanto a la musculatura que la forma, podemos dividir la gran cantidad de músculos que la hacen funcionar en 2 grupos:
- Músculos anteriores
- Músculos laterales y mediales
Los músculos anteriores son:
- Cuádriceps (recto femoral, vasto lateral, vastomedial y vasto intermedio)
- Articular de la rodilla o tendón cuadricipital
Los músculos laterales y mediales son:
- Isquiotibiales (semitendinoso, semimembranoso y bíceps femoral)
- Recto interno
- Sartorio
- Gastrocnemios (cabeza lateral y cabeza medial)
- Poplíteo
- Plantar delgado
Aunque en este curso estamos refiriéndonos a la anatomía más básica (músculos y huesos), es importante que para esta articulación nombremos también a unas estructuras muy importantes en cuanto a la estabilidad que proporcionan a la rodilla:
- Ligamentos
- Meniscos
Los ligamentos son las cuerdas que se tensan y destensan en función de la movilidad a la que sometamos la rodilla, por lo que tienden a romperse cuando hay un exceso de tensión. Tenemos 4 ligamentos:
- Cruzado anterior
- Cruzado posterior
- Lateral interno
- Lateral externo
Son el cruzado anterior y el lateral interno los que tienden más a la ruptura, y su recuperación es más complicada que los otros.
Los meniscos son las almohadillas que amortiguan la presión intraarticular que se origina con motivo de la compresión de tibia y fémur. Por tanto, tienden a desgastarse cuando hay exceso de presión, y a romperse en movimientos giratorios exagerados. Tenemos 2 meniscos:
- Menisco medial
- Menisco lateral
Es el menisco medial el que tiende más al daño, siendo más difícil de recuperar que el lateral.