Conservación de las plantas medicinales. Desecación
Una vez recolectadas las porciones de las plantas medicinales que nos interesan es una prioridad conservarlas en condiciones adecuadas para mantener su calidad y cantidad de droga.
Generalmente, se guardan en almacenes, casas de campo, despensas...
Las alteraciones que pueden sufrir las plantas pueden ser debidas a dos tipo de factores:
1. Externos:
- El calor por temperaturas altas.
- El frío por temperaturas bajas.
- Presencia de insectos: mosquitos, moscas, hormigas...
- Presencia de roedores.
2. Internos: los factores internos son procesos que sufre la planta por sí misma, sin influencia de los factores externos.
Por ejemplo, si la planta carece de algún mineral sufre una decoloración en sus hojas, por lo que podría alterar la calidad de la droga.
Es muy parecido a lo que nos pasa a nosotros mismos, por ejemplo, cuando nos falta hierro y tenemos anemia.
La desecación es la técnica más usada en la conservación de plantas medicinales, así como en la industria de los medicamentos y en la industria alimentaria.
Consiste en eliminar la cantidad de agua o reducir al mínimo su presencia en la planta o en alguna de sus partes.
Por ejemplo: pasar de tener hojas frescas de un planta a tener hojas secas.
La presencia de agua es responsable en la mayoría de las ocasiones de que ocurran alteraciones en la planta que afecten a la calidad de la droga.
Por ello, este proceso de desecación es el más importante en la conservación de las plantas medicinales.
La desecación la podemos hacer de varias formas:
1.- De forma natural:
Se utilizan secaderos naturales, donde la ventilación, la incidencia del sol y las corrientes de aire van secando la planta.
Son muy usados a nivel artesanal.
2.- De forma artificial:
Se utilizan instalaciones con calor artificial y ventiladores.
Son muy usados a nivel industrial y nos permiten controlar la temperatura.