Cambios cognitivos, afectivos e intelectuales

Funciones cognitivas

El ser humano es un procesador activo de información. A través de sus sentidos ésta es captada, almacenada, analizada, elaborada, y finalmente, se responde a ella.

 

¿Qué funciones cognitivas cambian con el paso del tiempo y cuáles permanecen estables?

La recepción depende de los sentidos, y el procesamiento tiene como soporte el sistema nervioso central. Una persona anciana tarda más en responder a la información que recibe que una persona joven. Esos cambios en la primera fase del procesamiento ocurren desde muy temprano en la vida.

No cabe duda de que el procesamiento de información lleva consigo el aprendizaje, la retención, o la memorización de dichos datos. Algunos autores ponen de relieve que, a pesar de requerir un mayor número de ensayos de aprendizaje y mayores tiempos de ejecución, las personas mayores en comparación con los más jóvenes tienen amplias capacidades cognitivas y de aprendizaje.

Por ejemplo, en el caso de la memoria semántica (memoria de significados, entendimientos y otros conocimientos conceptuales que no están relacionados con experiencias concretas) y procedimental (la parte de la memoria que participa en el recuerdo de las habilidades motoras y ejecutivas necesarias para realizar una tarea) se da una cierta estabilidad.

Por otro lado se producen pequeñas perdidas en el caso de la memoria de trabajo (se refiere a las estructuras y procesos usados para el almacenamiento temporal de información y la manipulación de la información) o episódica (relacionada con sucesos autobiográficos).

Quizás lo más importante sea señalar que existen recursos para mejorar aquellos sistemas de memoria que han declinado. Como por ejemplo:

1. Estar motivado.

2. Jugar a recordar de forma deliberada.

3. Prestar mucha atención.

4. Repetir.

5. Dedicar mucho tiempo al aprendizaje y la memoria.

6. Organizar mentalmente la información a recordar.

7. Buscar y establecer asociaciones entre la información que se quiere recordar y otros eventos cotidianos.

8. Crear imágenes mentales de lo que se quiere recordar.

9. Utilizar ayudas externas.

La inteligencia puede ser entendida como la capacidad de adaptación al medio así como el conjunto de competencias que permiten resolver problemas.

 

¿Qué cambios se producen en el funcionamiento intelectual?

La inteligencia biológica (también conocida como inteligencia fluida), la cual incluye la velocidad perceptiva, la fluidez verbal, el razonamiento o la aptitud espacial, se desarrolla exponencialmente en las primeras etapas de la vida para declinar muy tempranamente a partir de los 30 años.

La inteligencia cultural (o inteligencia cristalizada), que abarca la información, comprensión, vocabulario, etc… una vez alcanzada una cierta meseta, se mantiene constante o incluso puede incrementar.

Sin embargo, el funcionamiento intelectual también se puede compensar, ya que la actividad intelectual mejora el funcionamiento intelectual en la vejez.

 

Funciones afectivas

El ser humano es un organismo emocional en el que la inteligencia se entremezcla con el sentimiento y la pasión a la hora de comportarse inteligentemente. Vamos a ver qué cambios se producen en la vejez en el ámbito de la afectividad.

La vejez conlleva una serie de situaciones conflictivas como la jubilación, la pérdida de seres queridos, la marcha de los hijos, enfermedades crónicas, pluripatologías, discapacidad, dependencia o proximidad a la muerte. Es lógico pensar que todos esos eventos producirán en los individuos que lo sufren reacciones afectivas negativas como depresión, ansiedad, soledad, malestar, sufrimiento… pero esto no es así. Las personas mayores no expresan obligatoriamente una menor felicidad. Las investigaciones ponen de manifiesto que no existe influencia de la edad en la expresión verbal de felicidad.

A este hecho se le ha llamado “la paradoja de la felicidad”. ¿Cómo es posible que la edad no influya en la felicidad cuando la edad esta asociada a eventos vitales negativos?

Se ha llegado a tres conclusiones:

  1. Cuando se es mayor, se experimentan emociones con la misma intensidad que cuando se es joven, y los mayores sienten emociones positivas con igual frecuencia que la gente joven.
  2. Existe una fuerte evidencia de que la experiencia emocional negativa se da en mucha menor frecuencia a partir de los 60 años. Así, a esas edades, existe más expresión de “felicidad”, “gratitud”,“alegría”, que de “frustración”, “tristeza” o “rabia”.
  3. La conclusión de la mayor parte de autores que investigan el mundo afectivo de los mayores, es que en la vejez existe una mayor complejidad y riqueza emocional. En la vejez incrementa el manejo adecuado de los afectos y aparece lo que conocemos como “madurez afectiva”.

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