Concepto de gerontología y geriatría
Las definiciones según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son las siguientes:
- Gerontología: es la ciencia que estudia todos los aspectos del envejecimiento: sanitarios, sociológicos, económicos, relativos al comportamiento, ambientales y otros.
- Geriatría: es la rama de la gerontología y de la medicina que trata de la salud de las personas de edad avanzada en todos sus aspectos: preventivos, clínicos, terapéuticos, rehabilitación y de vigilancia continua.
El objetivo de la geriatría es conseguir la autonomía suficiente para que el sujeto se pueda mantener en su domicilio en buenas condiciones funcionales, con una digna calidad de vida. También conseguir un envejecimiento activo a través de una buena salud física y mental, y en caso de que haya enfermedad, que sea posible la reinserción.
Características del envejecimiento
Entendemos el envejecimiento como el conjunto de modificaciones morfológicas y funcionales que aparecen como consecuencia del paso del tiempo en las personas. El organismo cada vez va teniendo menos resistencia y menos eficacia contra las agresiones externas.
Existe un tipo de envejecimiento que es el normal, fisiológico o primario, el cual implica una serie de cambios biológicos, psicológicos y sociales asociados a la edad que son intrínsecos e inevitables, los cuales ocurren como consecuencia del paso del tiempo (por ejemplo, el encanecimiento del pelo).
Existe otro tipo de envejecimiento que es el denominado patológico o secundario, el cual se refiere a los cambios que se producen como consecuencia de enfermedades o malos hábitos y que no forman parte del proceso normal (por ejemplo, el Alzheimer).
Enfermería gerontológica
Es una especialidad que se ocupa de la valoración de las necesidades de las personas ancianas, de la planificación y administración de los cuidados necesarios y la evaluación de los mismos, y que además busca mantener un nivel de bienestar acorde con las limitaciones de cada sujeto.
Un profesional idóneo para este caso debe ser capaz de valorar factores de riesgo específicos, establecer una relación positiva con las personas atendidas, planificar dicha atención y ser capaz de proporcionar asistencia integral e individualizada.
Los cuidados deben ser completos e individualizados, y el mismo anciano debe participar, ya que lo mejor es que utilice su propia capacidad de adaptación. Se debe intentar aumentar su autoestima y mantener la autonomía para insertarse de la mayor forma posible en su medio sociocultural. Esto se lleva a cabo mediante un trabajo en equipo para conseguir conservar la energía del paciente, disminuir la ansiedad, conservar la integridad estructural y la psicológica.
Se realizarán exámenes periódicos para detectar procesos anómalos o factores de riesgo y tratar lo que sea susceptible de tratamiento. Se busca la restauración de funciones, el alivio de síntomas y ofrecer el apoyo necesario en cualquiera de los ámbitos.
Cambios durante el envejecimiento
El proceso de envejecimiento se produce de manera constante, pero los resultados se ponen en evidencia poco a poco y no en todos de la misma manera. Se dan cambios biológicos (cuando se producen limitaciones en las capacidades físicas), cambios psicológicos (en comportamientos, autopercepción y relaciones) y cambios sociales (nuevo rol, a nivel individual y global).
Si hablamos de los cambios a nivel celular, podemos afirmar que todos los órganos disminuyen su tamaño y disminuye también el volumen de los tejidos. Se retarda la división, diferenciación y crecimiento celular.
Modelos de valoración
A lo largo del tiempo se han ido utilizando diferentes modos de valoración en la geriatría. En un primer momento se usó un modelo biomédico donde se valoran los problemas físicos. Por otro lado, también nos hemos encontrado con el modelo biosicosocial o enfoque participativo de salud y enfermedad, que postula que el factor biológico, psicológico y los factores sociales, desempeñan un papel significativo de la actividad humana en el contexto de una enfermedad o discapacidad.
Al cabo del tiempo nos hemos decantado por un modelo más funcional. Entendemos por función aquello que nos permite llevar a cabo una acción, y en los mayores, se lleva a cabo una disminución progresiva de la misma. Un buen nivel funcional antes de la enfermedad es positivo y nunca debemos asumir que una disminución de la funcionalidad es irreversible.
Es un proceso diagnostico multidimensional destinado a cuantificar las capacidades, problemas a nivel biomédico, psicológico, funcional y social del anciano con el propósito de elaborar un plan exhaustivo para su tratamiento y seguimiento a largo plazo.
Los objetivos de este modelo son conocer la situación del paciente y su evolución, mejorar la exactitud diagnóstica, establecer los objetivos y cuidados racionales y optimizar los servicios y recursos.
En primer lugar es aconsejable establecer una descripción de la situación basal del paciente y realizar un screening (cribado) para detectar los factores de riesgo. Posteriormente fijaremos unas metas de rehabilitación y monitorizaremos el curso clínico.
Evaluaremos en un principio, a través de una entrevista estructurada que debemos preparar previamente con cuidado. Obtendremos la historia a través del paciente directamente o a través de un familiar, y ésta se centrará tanto en el estado actual, como en los antecedentes y en la capacidad de relación del sujeto con el entorno.
Evaluaremos también las funciones físicas (índice de Katz, escala de la Cruz Roja, índice de Barthel…), la función mental (Mini–mental, GDS…), la función social y afectiva (con quién vive, tipo de vivienda, pensión, relaciones sociales, ayudas recibidas… test de Yesavage), el control de esfínteres, la nutrición, los trastornos del sueño y los fármacos prescritos y no prescritos.
Características de las enfermedades en geriatría
Es importante señalar que no existen enfermedades propias de los ancianos a pesar de que se le conozcan como “enfermedades seniles" a la demencia o la osteopatía. Estas pueden aparecer a otras edades pero son mucho más frecuentes en este grupo de edad.
El deterioro de órganos y sistemas que se produce con el envejecimiento se acompaña de pérdidas en el ámbito social, económicas y familiares. Todo ello genera miedo, inseguridad y dificultades en el acceso a los recursos sanitarios y sociales.
Las enfermedades geriátricas pueden acarrear consecuencias en cualquiera de los ámbitos estudiados.
Por ejemplo, en el funcional puede aparecer incapacidad para las actividades básicas de la vida diaria (deambulación, alimentación, aseo, vestido, continencia…), así como para las llamadas actividades instrumentales (tareas domesticas, uso del transporte, manejo de dinero…). Estas actividades son fundamentales para asegurar la autonomía del anciano.
En el terreno mental las enfermedades pueden afectar al nivel cognitivo, limitando la memoria y la capacidad de juicio y abstracción, y al afectivo predisponiendo a la depresión.
En el ámbito social, la aparición de una enfermedad puede condicionar el ingreso en una residencia, la necesidad de ayuda a domicilio, imposibilidad de vivir solos…
Algunos ejemplos de las enfermedades más frecuentes que podemos encontrar en la geriatría pueden ser: cardiovasculares (insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial, infarto de miocardio…), respiratorias (neumonía, bronquitis, tuberculosis, cáncer de pulmón), digestivas (ulceras, cáncer de estomago, estreñimiento..), urinarias (infección,hipertrofia, incontinencia), hematológicas (anemia, leucemia), sistema nervioso (demencia, Parkinson, trombosis…), psíquicas (depresión, ansiedad, síndrome confusional), metabólicas (diabetes, deshidratación, obesidad..), traumatológicas (artrosis, osteopatía, fracturas, artritis…) déficits visuales, auditivos…
Recursos sanitarios
Se ofrece atención a nivel hospitalario, ayuda sanitaria a domicilio, asistencia geriátrica en centros de salud, servicios sociales comunitarios como centros de comunidad (hogares, comedores, centros vacacionales…), centros residenciales (residencias, apartamentos vigilados...) o sistemas de transportes.