Planes de actuación
- Plan de actuación A: se trata de aquellos casos en los que la víctima está consciente. El reanimador debe intentar determinar la existencia de posibles lesiones, y una vez conocidas solicitar ayuda en alguno de los distintos teléfonos de emergencia, manteniendo siempre a la víctima observada.
- Plan de actuación B: se aplica en aquellas situaciones en las que la víctima está inconsciente pero tiene ventilación y pulso espontáneos. Primero colocaremos al sujeto en la posición lateral de seguridad, solicitaremos ayuda y volveremos junto a él para mantenerlo observado.
- Plan de actuación C: se aplicará en los casos en que no haya respiración pero sí pulso. Realizaremos 10 ventilaciones en un intervalo de tiempo de entre 40 segundos y un minuto, posteriormente pediremos ayuda y volveremos a revisar el estado de la víctima. Si persiste la parada respiratoria seguiremos efectuando ventilaciones a un ritmo de 12 a 15 por minuto, midiendo a la vez el pulso.
- Plan de actuación D: en caso de que se confirme la parada cardiorrespiratoria, solicitaremos ayuda al servicio de urgencias y comenzaremos las maniobras de reanimación con una secuencia de 2 ventilaciones seguidas de 30 compresiones torácicas. En estas compresiones no debemos comprimir verticalmente el tórax del paciente usando toda la mano, solo el talón. También será aconsejable colocar al sujeto sobre una superficie dura.
Obstrucción de la vía aérea
Se debe generalmente a la ingestión de un cuerpo extraño que penetra en las vías respiratorias. El procedimiento a seguir será el siguiente:
En primer lugar intentaremos calmarlo, a la vez que observamos su garganta presionándole la lengua hacia abajo. Si vemos algún cuerpo extraño intentaremos que tosa o intentaremos llevar a cabo la extracción manual del mismo introduciendo nuestro dedo índice en forma de gancho.
Si no logramos ver el cuerpo extraño, recurriremos al método de presión abdominal o maniobra de Heimlich. Antes de realizarle la compresión abdominal intentaremos darle 5 palmadas rápidas y fuertes en la espalda, entre los omóplatos, inclinando a la víctima hacia delante, con la cabeza más baja que el tórax, sujetando el pecho con una mano. Si con esta maniobra no se expulsa el cuerpo extraño, procederemos a la de Heimlich.