El Tercer Grado de la RDC
Bueno, ya ha pasado un curso y nos disponemos a continuar con el siguiente estadio. Agustín no continúa, es fisio y dice que tiene demasiado trabajó y si no se asiste a clase, no se consigue el certificado y con razón, porque estas clases son muy vivienciales y hay que currárselo primero para después poder impartirlo nosotros. Los demás creo que todos continuamos. Yo cada día me siento más conectado don el método, me desplazo muy a gusto y no se me hace nada pesado. Por lo que respecta a las prácticas, poco a poco vamos dominando la situación. El terpnos logos, que es la manera en que dictamos las técnicas, va siendo cada día más familiar, cada uno lleva su propio ritmo. Todos observamos que, a pesar de los fallos que hagacemos, los demás se relajan y se sofronizan cuando dictamos las técnicas. Esto nos alegra mucho, pues se donde se pretende llegar.
Antes de empezar con las técnicas del tercer grado se nos hizo una introducción al Zen, ya que es el ello donde Caycedo se basó para crear el tercer grado de la RDC, concretamente en el Zen japonés. Este grado es considerado como el grado de la meditación, en donde se afianza la relación cuerpo-mente como un todo.
Nos encontramos con otra postura, que es como se practica este grado, la postura es “postura de tercer grado”. Es una postura adaptada de la meditación Zen a nuestras costumbres, es una postura muy cómoda, a mí por lo menos me o parece, la cual favorece un nivel sofroliminal al borde de vigilia. La persona puede mantener la atención y la concentración de forma activa, el cuerpo presente todo el tiempo.
Se trata de vivir la unión mente-cuerpo.
Después de hacer la correspondiente sofronización de base, se trabajan los cinco sistemas isocay, se vive en cada uno de ellos la forma, la temperatura y la integración vital.
Además se hace la marcha frónica vivencial. La marcha tiene lugar en la misma sala donde se está. Al final se hace una des sofronización y después se pasa a la fenodescripción.
La manera mía de entrenar con este grado depende del tiempo. Si tengo bastante tiempo, me gusta hacerlo entero, si no, se puede adaptar al tiempo que uno disponga.
Ese verano practique mucho, pues nos pusieron bastantes “deberes”. Tenemos una casita en el campo que pertenecía a los padres de mi mujer. Mi mujer tiene ahora dos hermanas, casadas y todos tenemos un hijo. Los veranos los solemos pasar juntos en la casita de campo. Gemma y yo junto con Andreu somos una familia, después está Javier, Ana y Xavi, que es mi ahijado y por último nos encontramos con Horacio, Graciela y Mario, que ahora tiene dos años. Aquel verano, casi todos practicaron alguna de las técnicas que yo había aprendido, sobre todo la respiración sincrónica, la sofronización de base y el sofrodesplazamiento del negativo. Y aquellos que no quisieron practicar, aprendieron algo de la sofrología, para que sirve, etc.
Hablando de la casita, este año hemos hecho reformas, se ha quedado muy bien, la verdad es que hacía falta. Estamos a punto de irnos, quizá mañana sábado. Mis cuñados ya llevan allí unos cuantos días.