Bienvenido a éste, el Taller de Letras de Titina Castro!
titina_00@yahoo.com.ar
Soy escritora argentina y quiero felicitarte por tu decisión de estar aquí, en mi taller.
En éste, nuestro primer encuentro, quiero darte un panorama general sobre éste curso, que tendrá una entrega total de 12 clases.
Sería conveniente que sepas algo de mí, no te parece?
Escribo cuentos, los cuales están editados dentro de una Antología Poética. También poesía, reunidas, algunas de ellas en un libro que denominé La señora del hombre de la música. Muchas de esas poesías han sido musicalizadas y grabadas.
El objetivo de éste curso es presentarte, de una manera clara y sencilla, toda mi experiencia a lo largo de mucho tiempo. No está en mi meta poner en tus manos un curso de literatura, ni otro tipo de enseñanza teórica, sino que lo he diseñado conforme a mi trabajo profesional, reuniendo mis conocimientos y la experiencia, para que tú logres encontrar un camino en base a técnicas de tipo práctico, que son, a mi entender, las que abren las puertas al oficio. Cuando hablo de oficio hablo de trabajo, de esfuerzo, de objetivos logrados.
Yo descreo de la musa inspiradora, de lo que comúnmente se denomina inspiración. El oficio de escritor es como cualquier otro: fruto del trabajo y el aprendizaje constante. De otro modo estaríamos sujetos a la suerte de haber tenido un día bueno o malo para escribir; lo cual está bien para quienes hacen de esto un hobby, pero no para quienes pretenden algo más.
No sé si estás de acuerdo con esto, pero voy a darte una razón más por la que pienso de éste modo: narrativa, poética o letras de canciones, cualquiera sea el estilo que vayas a abordar, precisa de una técnica. La técnica es la herramienta necesaria para escribir. Por tanto, inspirado o no, sin la técnica, sin el aprendizaje de la herramienta, es estancarse y limitarse a la fortuna de que una musa te visite ese día, como dice Serrat.
Si bien tendrás una pasta que te predispone (por algo elegiste éste Taller) seguramente vas a encontrarte con sorpresas.
Hace mucho tiempo, yo tenía una asignatura pendiente: ser actriz. Yo sentía que reunía las condiciones para eso y me inscribí en un curso de teatro. Antes de entrar me dije que seguramente yo iba a ser una de las mejores alumnas, porque era algo innato en mí representar personajes, hacer imitaciones, etc. Cuando salí de la primera clase, mis esperanzas comenzaron a decaer, pero insistí un tiempo más. Realmente, lo que había creído desde el principio, estaba resultando todo lo contrario. No se trataba de que el profesor me descalificara; era que yo me aburría soberanamente en las clases, donde la técnica me resultaba pesada y molesta, y finalmente, lo que había comenzado como una ilusión se estaba convirtiendo en un martirio, por lo cual no asistí más.
Era que no tenía capacidad para eso? Si, la tenía, puesto que hice una prueba de aptitud de la cual salí bien.
Era que no me gustaba? Si, me gustaba. PERO NO LO SUFICIENTE COMO PARA ADENTRARME EN LA TÉCNICA. Comprobé que, para que fuese un objetivo logrado, para convertirme en actriz, yo tenía que tener algo más que ganas y condiciones: tenía que apasionarme, tanto como para soportar todo el trabajo que demandaba y no cansarme jamás. Tenía que amar eso con todas mis fuerzas, que esas fuerzas fueran el soporte.
Aquí pasará algo: te gustará, te apasionará, encontrarás un camino maravilloso que es mucho más de lo que imaginaste, o te desmoronarás. Lo lamento, soy sincera en esto.
Te probarás a ti mismo, serás quien le ponga puntaje a tu vocación. Tú mismo te dirás si es esto lo que buscabas o no es para ti.
Al menos no tendrás una asignatura pendiente.
Y tal vez, casi seguramente, te dejarás seducir por éste oficio, que no es otra cosa que amar las palabras.
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