No se nace mujer, se llega a serlo. Simone de Beauvoir (2 de 5)
No se nace mujer, se llega a serlo (Simone de Beauvoir) Continuando con lo planteado en el post anterior, ¿cómo sé yo que soy una mujer? vamos a mirar a las reflexiones y estudios de tres autoras: Simone de Beauvoir, Betty Friedan y Marcela Lagarde. Para comprender cómo se yo que soy una mujer, hemos de indagar sobre ¿qué significa ser mujer?, como se preguntó Simone de Beauvoir.
Estas preguntas aparecen ante las realidades cotidianas. El hecho de que escuchemos afirmaciones como “esa no es una mujer, no es muy femenina, es una machorra”, “no es una buena mujer, sólo se ocupa de su trabajo”, “a mí me gustan las mujeres de verdad”, o frases como las que el actual presidente de EE.UU. dice sobre las mujeres: “las mujeres son objetos estéticamente agradables”(ver noticia aquí), muestra inicialmente que ser “mujer” significa muchas cosas que afectan negativamente a las mujeres. Para comprender cómo ha ido construyéndose esto vamos a ir a lo que de Simone de Beauvoir escribió en su libro El segundo sexo.
Simone de Beauvoir (1908-1986) fue una filósofa francesa que publicó un libro revolucionario para la época: El segundo sexo (1949). Tanto las críticas como las alabanzas que recibió son muestra de la importancia de la obra. Ella se lanza a hablar abiertamente de cosas como la menstruación, la prostitución y el aborto. Hace un gran trabajo visibilizando el entramado que conforma a las mujeres. . Ya que, como pone de manifiesto su célebre frase “no se nace mujer, se llega a serlo”, hay toda una construcción en torno a lo que significa ser mujer.
Vídeo recomendado sobre Simone de Beauvoir
Una vez que nace la criatura y es definida como niña o niño, se ponen en marcha muchos mecanismos que contribuyen a su desarrollo en femenino o masculino. Incluso antes de nacer, la pregunta si es niña o niño es constante, para adecuar el color de la ropa, la habitación, los regalos, etc. Y resulta, que todo este entramado va a marcar su posición en el mundo.
En la actualidad, en casi todas las sociedades occidentales se han producido grandes avances en relación a la igualdad formal. A pesar de esto, nuestras cotidianidades aportan datos y testimonios que corroboran que esa igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades no es un hecho.
“los hombres afirman casi de buena fe que las mujeres son iguales al hombre, que no tienen nada que reivindicar, y al mismo tiempo, que las mujeres nunca podrán ser igual al hombre y que sus reivindicaciones son vanas” (Beauvoir, [1949]1998:61).
Esta desigualdad efectiva se construye sobre la diferencia sexual y para Beauvoir una de las claves de la condición de mujer viene dada por la maternidad. A las personas que nacieron con vulva se las nombra como “mujer”. Esto va a implicar, que esa sujeto se construya como alteridad.
El análisis que realiza la autora gira en torno a la idea de que "la mujer" ha sido construida como alteridad, a partir del hombre, nunca se la ha visibilizado como algo completo. Ella analiza lo que se ha escrito hasta sobre las mujeres y se da cuenta siempre estaban en un segundo plano. Son consideradas lo Otros, inferiores. El sexo débil frente al sexo fuerte. Estas dicotomías se construyen en base a la naturaleza.
En este libro, como se pone de manifiesto en el vídeo que recomendamos, los análisis de Beauvoir apuntan que había que desconfiar de eso que lo que se apunta como “natural”.
La igualdad sobre la que se sustenta Beauvoir, teniendo en cuenta la diferencia biológica, sería la condición humana, “solamente es posible comparar a la hembra y al macho de la especie humana desde una perspectiva así mismo humana. La definición del hombre es la de un ser que no viene dado, que obra para ser lo que es” (Beauvoir, 1998:96).
Así por ejemplo, dentro de sus análisis a través de la biología sobre el sexo y la sexualidad de diferentes especies pone de manifiesto que la forma de reproducción de las especies en la naturaleza no se manifiesta con tanta claridad. “En la naturaleza nada está totalmente claro: los dos tipos, macho y hembra, no siempre se diferencian con claridad” (Beavoir, 1998:87). Esta apreciación es muy relevante, ya que en muchas ocasiones se recurre a nuestras diferencias biológicas para justificar discriminaciones.
La contemporaneidad de estos argumentos la podemos ver en la explicación que una profesora de biología hizo en las redes sociales (marzo 2017) para argumentar a través de la biología contra las conductas transfóbicas que se justifcan desde la biología.
Opinión en las redes: “Entre las especies sexuales, las hembras tienen dos cromosomas X y los machos tienen una X y una Y, no soy un fanático, sólo es ciencia”. Lo que ella respondió, nos pareció una genialidad y nos dimos a la tarea de traducirlo y verificarlo:
Respuesta de la profesora: “En primer lugar, entre las especies sexuales, las hembras pueden tener XX y los machos ser X (insectos), las hembras pueden ser ZW y los machos ZZ (aves), también puede ser que las hembras sean hembras porque se desarrollaron en un ambiente cálido y los machos sean machos porque se desarrollaron en un ambiente fresco (reptiles). Puede que las hembras lo sean porque perdieron un concurso de lucha de espada de pene (algunos platelmintos).
Aunque, en el argumento de Beuvoir se mueve en la dicotomía (no hemos de perder de vista tiempo y contexto), en parte de su libro analiza las argumentaciones que se dan desde la biología, la psicología, la historia, etc. en relación a las características de las mujeres, las cuales justifican dicotomías como naturaleza/cultura, pasividad/actividad, público/privado.
Ella afirma las diferencias biológicas existentes entre hombres y mujeres, pero desmonta todo lo que sobre ellas se ha construido, y que se han nombrado como “mujer” y “hombre”. Esa biología ha formado parte de definir cómo han de ser las mujeres, qué trabajos han de desarrollar, etc., todo esto es lo que define el “ser mujer”. Lo que llamábamos en el post anterior, el “pack de la feminidad”.
Ella pone de manifiesto que la educación que se da a las mujeres conspira para cerrarle los caminos de la rebeldía y la aventura, y mienten a las mujeres exaltando el elevado valor del amor, de la abnegación, ocultando que ni el marido ni los hijos están dispuestos a soportar la carga que supone.
Beauvoir apunta que la autonomía de la mujer va a suponer la supresión de muchas facilidades a los hombres, por lo que vamos a tener que aprender nuevas formas de vivir la sexualidad, nacerán un nuevo tipo de relaciones entre los sexos. Admitiendo las diferencias sexuales, y subrayando que existen diferencias dentro de la igualdad. Valorando la reciprocidad, reconociéndose cada uno como sujetos siendo para el otro la Alteridad.
¿Cómo se ven en nuestros días los planteamientos de Beauvoir? ¿Han nacido ya esas diferentes tipos de relaciones que ella preveía?
Beauvoir, Simone (1949)1998. El Segundo Sexo. Madrid. Cátedra.