Biografía de Matteo Ricci, un jesuita en la corte china
Matteo Ricci, es un sacerdote jesuita, matemático y astrónomo, que nace el 6 de octubre de 1552 en Macerata (Italia), y que sentirá pronto la necesidad de irse a evangelizar China (donde los jesuitas ya tuvieron sus primeras misiones evangelizadoras en 1307, siendo posteriormente expulsados).
Su vida no es como la de cualquier misionero que se marcha a evangelizar a un país desconocido, sino que será la historia de un hombre que mediante la inculturación logrará hacerse un hueco entre los personajes más importantes de China, uno de los países menos permeables de la época.
Tras un periodo de tiempo en Portugal aprendiendo portugués y una breve estancia en Macao, donde empezará a aprender chino, en 1583 Ricci obtiene permiso por parte de las autoridades chinas para establecerse junto con Michelle Ruggieri, su compañero jesuita, en Zhaoqing (China).
Matteo Ricci.
Fuente: www.worldencyclopedia.org
Su verdadero deseo era el de llegar hasta Pekín y entrevistarse con el emperador chino, tarea harto complicada y que finalmente logrará.
Pronto empezó a relacionarse con las gentes de la localidad, que quedaban asombrados ante los objetos que Ricci les enseñaba, entre ellos un mapamundi que tradujo al chino y copió.
Sus conocimientos tampoco dejaban indiferentes a los chinos, pues les enseñó que la tierra era redonda, construyó relojes que funcionaban mecánicamente, etc…
No quería que se le considerase un extranjero, quería que se le viese como uno más de la localidad y pronto adquirió un nombre chino, Li Madou.
En 1589 es expulsado de Zhaoqing y emprenderá camino hacia Shaozou, donde establecerá una iglesia y empezará a dar clases de matemáticas, alquimia y religión (logrando la conversión de un buen número de personas).
Dominaba perfectamente la lengua y escritura china, lo que facilitaba especialmente su labor.
En 1590 ya había realizado traducciones al latín de libros de Confucio, y creó el primer sistema de transcripción del chino a los caracteres romanos.
En 1595 marcha a Nanchang en su afán por llegar a Pekín, y escribirá su primer libro en tierras chinas, “Sobre la amistad”.
3 años después se produce su tan ansiada llegada a Pekín, pero el emperador no se va a dignar a recibirle, fruto del hermetismo extremo de la sociedad china del momento, aunque si recibirá un reloj como regalo… algo que a la postre le ayudaría a entrar en la deseada “Ciudad Prohibida”.
Su fama por sus conocimientos y sabiduría empieza a extenderse y tras el frustrado intento de entrevista con el emperador regresa a Nanchang, donde los personajes más eruditos y sabios del país le empezarán a visitar para adquirir parte de sus conocimientos.
Matteo Ricci con ropa tradicional china.
Fuente: http://fr.wikipedia.org
A principios de 1601 será el propio emperador el que llame a Ricci para que acuda a palacio, con la intención de conocerle de primera mano y de que instruyera a algunos de sus súbditos allí empleados, pues el reloj que le había regalado se había parado y nadie sabía ponerlo en marcha de nuevo.
Pronto sus conocimientos fascinarán al emperador, que decidió alojar a Ricci y su compañero jesuita en la residencia reservada para los diplomáticos extranjeros que visitaban China, siendo introducido dentro del círculo de los más importantes funcionarios al servicio del emperador, incluso obteniendo permiso del mismo para la construcción de una iglesia.
Durante el tiempo que estuvo en China su obra fue inmensa, escribiendo más de 20 libros entre los que destacan varios tratados, además del citado anteriormente “Sobre la amistad”, realizó un diccionario portugués-chino, un catecismo titulado “La verdadera doctrina de dios” en el que explica los fundamentos del catolicismo aportando argumentos, “Entrada en la China de la Compañía de Jesús”, “Las diez paradojas” una especie de manual de comportamiento para el cristiano converso, etc…
Tuvo también que defenderse de las críticas vertidas por los propios jesuitas por su forma de actuar en China, ya que no veían con buenos ojos que aprendiese el idioma y se vistiese con los ropajes típicos, además de adquirir sus costumbres durante el proceso evangelizador.
Finalmente muere en Pekín en mayo de 1610, siendo enterrado a las afueras de la puerta oriental de la ciudad, justo donde él deseaba, gracias al emperador y en reconocimiento por todos los avances que introdujo.
Fue considerado por la revista “Life” como uno de los 100 personajes más influyentes del segundo milenio.
Tumba de Matteo Ricci.
Fuente: http://saltandlighttv.org