Fábulas de Esopo
Ya hablamos de Esopo en artículos anteriores, como bien sabéis fue un famoso y prolífico escritor de fábulas que al parecer vivió en el siglo VI a.C. y con cuyas fábulas (casi 400 son las que se le atribuye) pretendía dar unas enseñanzas morales y satirizantes a la sociedad de la época, con cuyas normas y comportamiento no estaba del todo de acuerdo.
Hoy vamos a ver algunas de las fábulas que se le atribuyen y el mensaje que quiso transmitir con ellas.
1) El abeto y el espino:
“Disputaban entre sí el abeto y el espino. Se jactaba el abeto diciendo:
-Soy hermoso, esbelto y alto, y sirvo para construir las naves y los techos de los templos. ¿Cómo tienes la osadía de compararte a mí?
-¡Si recordaras -replicó el espino- las hachas y las sierras que te cortan, preferirías la suerte del espino!”
La moraleja que podemos sacar de esta fábula es que la fama, la soberbia y el alardeo pueden resultar peligrosos, pues entre otras cosas, hay gente que se quiere sacar provecho de ésta sin importarle el daño que te puedan llegar a hacer.
2) Las ranas pidiendo rey:
“Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey.
Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca.
Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso.
Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.
Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión”.
En este caso la moraleja podríamos resumirla en lo conveniente de elegir un gobernante sosegado, honesto y que trabaje para el pueblo con sencillez, que uno cuyas decisiones vaya en contra del pueblo que debe gobernar, y que sólo piense en sus intereses y beneficios.