Ladronera, elemento defensivo
La ladronera es un elemento de pequeñas dimensiones que se usaba en los castillos para defender los puntos débiles de los mismos, y evitar que los enemigos tuviesen ciertas “facilidades” a la hora de tratar de tomarlos.
Se situaban principalmente sobre puertas, ventanas, esquinas de difícil defensa, etc... sobre cualquier punto vulnerable por el que la defensa del castillo o fortificación pudiese verse comprometida.
Es una obra voladiza, una especie de diminutos balcones (algunas veces techados, otras no) desde los que se podían tirar desde flechas hasta aceite hirviendo a los atacantes, causando entre ellos un gran número de bajas.
Su existencia se conoce desde la Edad Antigua, aunque será alrededor del siglo VIII y en el mundo musulmán cuando empiece a adquirir notoriedad e importancia su uso; extendiéndose por Inglaterra y posteriormente por Europa en los siglos XIII y XIV, estando vigentes hasta bien entrado el siglo XVIII.