Naturalismo literario
El naturalismo literario es una corriente que surge en París (Francia) durante la 2ª ½ del Siglo XIX de la mano de los escritores Emile Zola y Gustave Flaubert; y que estará en auge hasta aproximadamente los años ´40 del Siglo XX.
Este estilo trata de mostrar la realidad tal y como es, pero no se le puede denominar “realismo” puesto que es una especie de radicalización de éste, ya que el realismo literario describe la vida y costumbres de la burguesía, centrándose en evadir al lector de su día a día; mientras que el naturalismo se centra en contar con el más mínimo detalle la vida de las clases más desfavorecidas del campo o la ciudad, trata de entretener al lector, pero a la vez tiene una clara vocación de crítica social, pues relata con detalles minuciosos la realidad cotidiana de este estrato social más bajo (E. Zola iba a la salida de los obreros de las fábricas para tomar notas).
E. Zola (1902).
Fuente: http://fr.wikipedia.org
Intentarán llegar a la base de los problemas sociales mediante el estudio y la denuncia social, sin usar simbolismos van a criticar abiertamente las injusticias económicas de su época, emergiendo su literatura como una poderosa arma de lucha social.
En sus intentos por comprender al ser humano y los comportamientos que lleva a cabo van a recibir influencia del positivismo, el determinismo y el evolucionismo físico-social entre otras corrientes; puesto que consideran que el ser humano está condicionado por su herencia genética, los vicios (alcohol, prostitución…), y el entorno en el que se desarrollan.
Van a utilizar un lenguaje descuidado, a veces soez, vulgar y desagradable, pero totalmente acorde con la realidad que reflejan en sus escritos, una realidad llena de dureza, pesimismo, injusticia y frustración (tomando gran importancia la descripción de las conductas sexuales, siempre desde un punto de vista nada ideal o mágico).
Emilia Pardo Bazán.
Fuente: www.culturagalega.org
Entre los autores naturalistas en castellano van a destacar:
- José María de Pereda: “La puchera”.
- Benito Pérez Galdós: “La desheredada”.
- Emilia Pardo Bazán: “Un viaje de novios”, “Los pazos de Ulloa”.
- Leopoldo Alas, Clarín: “La regenta”.
- Vicente Blasco Ibáñez: “La barraca”.
- Federico Gamboa: “Santa”.
- Manuel Zeno Gandía: “La charca”.
- Mercedes Cabello de Carbonera: “Blanca Sol”.
- Enrique Martínez Sobral: “Alcohol”.