el fúnebre origen de la palabra "tiovivo"
Actualmente conocemos por “tiovivo” al carrusel de cochecitos, caballos u otros elementos que giran y giran, y hacen las delicias de los más pequeños en las ferias.
El nombre proviene del madrileño Esteban Fernández (más conocido como Tío Esteban) y el increíble episodio que vivió allá por mediados de 1834.
Resulta que el bueno de Esteban tenía una atracción de feria en Madrid en la que paseaba a jóvenes y no tan jóvenes en unos caballos que giraban en círculos sobre un eje central.
Un buen día sufrió una catalepsia (un ataque que afecta al sistema nervioso e inmoviliza el cuerpo), de manera que todos pensaron que había fallecido, pero cuando lo trasladaban al cementerio para enterrarlo saltó súbitamente del ataúd gritando con desesperación que estaba vivo.
Este hecho no tardó mucho en ser conocido en toda la capital de España, lo que hizo que la atracción de feria del tío Esteban ganase en popularidad, así como el propio afectado; al que empezaron a apodar como el “Tío vivo”, nombre que pasó a sus descendientes y posteriormente al elemento más característico de éstos y su forma de vida, el carrusel o “tiovivo”.