el origen de la expresión "dar la matraca"
Decimos que alguien “da la matraca” cuando es realmente insoportable y muy pesado o molesto, insistiendo en repetir la misma historia infinidad de veces; importunándonos y causándonos un tremendo hastío o cansancio.
La matraca no es otra cosa que una rueda formada por unas tablas fijas en forma de aspa, en cuyos huecos (entre aspa y aspa) se cuelgan unos martilletes, de manera que al girar el instrumento produce un ruido estruendoso, molesto e insoportable.
Era usado (en algunas localidades todavía sigue siéndolo) en Semana Santa sustituyendo a los toques de campana, bien para despertar a la población para los maitines o para indicar que se debía guardar silencio.
Eran fijas y algunas tenían un gran tamaño, aunque también se hacían versiones móviles de tamaño menor y un asa del que agarrarla para hacerla girar y que sonase.
Imagen: Ecelan.