el origen de la expresión "tomar a alguien por el pito del sereno"
Cuando “tomamos a alguien por el pito del sereno” nos referimos a que no le hacemos el más mínimo caso, que le ignoramos directamente como si no estuviera.
El origen de esta expresión lo encontramos en la antigua figura del sereno, un personaje que recorría las calles de las ciudades por la noche con un silbato y que se encargaba de abrir los portales de las viviendas cuando alguien no llevaba o no encontraba las llaves, de encender las farolas, de vocear las horas en punto e informar de la climatología, además de tratar de mantener el orden de las mismas y llamar a los cuerpos de seguridad (con el silbato) cuando observaban algún incidente.
El problema es que se tomaron con demasiado ahínco su cometido, y cada poco tiempo hacían sonar su silbato por considerar que se estaba cometiendo alguna irregularidad; la mayoría de las veces eran hechos sin importancia, por lo que la policía pronto empezó a dejar de hacer caso a las constantes y continuas llamadas de los serenos, que poco a poco fueron perdiendo su autoridad ya no solo frente a la policía, sino frente a los ciudadanos, que harán “oídos sordos” a sus llamadas de atención.