el origen de las latas de conservas
La lata de conservas es uno de esos numerosos inventos que surgen de una necesidad bélica y que luego se hacen indispensables en el día a día del ciudadano de a pie.
Su origen lo encontramos en un concurso ideado por Napoleón a principios del siglo XIX (1809), obsesionado con la alimentación de sus soldados, pues en las largas y lejanas campañas que emprendían tenían el problema del abastecimiento de alimentos para éstos.
El ganador fue Nicolás Appert, quien mediante un procedimiento similar al “baño María” conseguía que los alimentos durasen más tiempo en buen estado.
El único problema venía del objeto que utilizaba para conservar los alimentos, pues eran tarros de cristal con un tapón de corcho sobre el que se vertía cera para que no entrara nada de aire en el interior... un continente ciertamente inestable y frágil para transportar a un campo de batalla.
Es aquí cuando aparece Peter Durand, que tendrá la idea de meter estos alimentos en latas de hojalata, surgiendo por tanto la primera lata de conservas alrededor de 1810; solucionando por tanto un problema, pero creando otro... pues las formas utilizadas para abrir las latas eran de todo menos “delicadas”, no inventándose el abrelatas hasta aproximadamente 1858.