que el croissant no se inventó en Francia
Hoy vamos a desmontar el mito de que los croissants, esos panecillos deliciosos que son tan típicos en Francia, son de origen francés.
Hay varias versiones, si bien en lo que realmente coinciden casi todas es que su origen se sitúa en la Viena (Austria) del Siglo XVII, más concretamente en 1683, durante el asedio de las tropas del Imperio Otomano frente a las puertas de la muralla de dicha ciudad.
La primera versión nos dice que este asedio duraba ya demasiado tiempo, por lo que el general turco Kara Mustafá Pachá pensó que si no se podía entrar en la ciudad por tierra, lo intentarían por debajo de ella, es decir, excavando un túnel durante la noche, para que no hubiese tiempo de reacción y tomar por fin la ciudad.
El plan se puso en marcha, pero no contaban con un gremio que nunca descansa por las noches, los panaderos, que al escuchar ruidos extraños provenientes del subsuelo dieron la voz de alarma, de manera que toda la ciudad y el ejército procedieron a repeler el ataque del invasor, que no tuvo más remedio que retirarse.
Bandera del Imperio Otomano (1517-1844).
Para celebrar esta victoria, los panaderos decidieron hacer un producto conmemorativo, creando un pastelillo con forma de media luna, el símbolo del Imperio Otomano, al que llamaron “Lune Croissant”
La segunda versión nos lleva hasta la figura de un tal Kolschitzky, un soldado (según otras fuentes un hombre de negocios; aunque parece más probable la opción de que era soldado) que gracias a su dominio del turco consiguió infiltrarse en el ejército enemigo y conocer cuales iban a ser sus planes.
Esto hizo posible que se derrotase a los turcos, y para celebrarlo los panaderos vieneses crearon el “Halbmond”, actual croissant.
Otra versión menos conocida sitúa su origen en un convento austríaco, donde unas monjas parece que elaboraban unos panecillos con forma de cuerno de cabra.
Croissants.
Por cierto, el croissant llegó a Francia gracias a Maria Antonieta a finales del siglo XVIII.