que gracias a una chocolatina se inventó el horno microondas
Hoy en día casi todo el mundo tiene un microondas en su casa, pues es un electrodoméstico que facilita mucho las tareas culinarias.
Su descubrimiento fue algo totalmente fortuito y fruto de la más pura casualidad, ya que se produjo en 1945, cuando Percy Spencer intentaba mejorar y perfeccionar unos radares militares.
En un momento dado, durante uno de sus experimentos, pasó de manera accidental por delante de un magnetrón, exponiéndose a las ondas electromagnéticas que éste generaba.
De pronto observó como una chocolatina que llevaba en su bolsillo se derritió casi al instante, lo que provocó la consiguiente sorpresa y curiosidad por saber qué había ocurrido.
Decidió poner frente al aparato un huevo y algo de maíz, obteniendo al cabo del tiempo un huevo cocinado y unas cuantas palomitas, comprendiendo que esas ondas calentaban lo que se exponía a ellas.
Pero, ¿cuál era la causa por la que se producía ese efecto?
Sencillo, esas microondas producen unas vibraciones en las moléculas de agua del elemento que se expone a ellas, estas vibraciones rápidamente se transforman en calor; de manera que como la gran mayoría de alimentos poseen estas moléculas se pueden calentar.
Una vez descubierto esto, tanto Spencer como la empresa para la que trabajaba vieron la gran utilidad y el suculento negocio que se podía esconder tras ello, por lo que se pusieron manos a la obra para perfeccionar el descubrimiento y hacerlo accesible; aunque los primeros microondas no saldrían a la venta hasta 1947, con un precio prohibitivo y el tamaño de una nevera; así que solo los compraron en este primer momento restaurantes, el ejército y algunos hospitales.
Poco a poco fueron mejorando el aparato, hasta que alrededor de 1967 se empezaron a vender algunas unidades con un tamaño más apropiado para el uso doméstico; causando furor entre la sociedad.