Técnicas para subir mejor
Quizás esto sea lo que más preocupa a muchas de las personas que corren por montaña: LAS CUESTAS. Por eso le vamos a hacer especial hincapié aquí.
Una de las cosas que tenemos que tener en cuenta es que es imposible correr todas y cada una de las pendientes que nos encontremos a lo largo de cualquier entreno o carrera. Por lo que dependiendo del momento tendremos que elegir entre correr o andar.
En los tramos que el terreno nos permita correr tendremos que acortar nuestra zancada, aumentar la cadencia y acompañar con un buen braceo. Esto nos hará llevar un ritmo alegre y en cuanto cese el desnivel con solo volver a aumentar la zancada iremos a un buen ritmo.
Si el desnivel es tan acusado que no podemos progresar de la manera anteriormente descrita, llegará el momento de caminar. En este caso la técnica será a la inversa, tendremos que dar grandes zancadas, echar el cuerpo hacia delante sin arquear la espalda y apoyar las manos en las rodillas como ayuda para dar cada paso.
También hay quien usa bastones, con ellos conseguimos reducir la carga a nuestras sufridas piernas.
Ademas de esto, contamos en todo momento con cuatro puntos de apoyo, lo que mejora nuestra tracción y por lo tanto el impulso.
Tu brazada también te ayudará a impulsarte al coordinarla con tu zancada, así que no te cortes a la hora de mover todas tus extremidades al compás.
Administrar nuestra energía durante los tramos de cuesta es muy importante, sobre todo cuando se acerca el final de la subida, donde en breve volveremos a ir más rápido. Llegar a la cima muy justo nos puede penalizar en el llano o cuesta abajo más de lo que hemos ganado apretando los dientes en la cuesta.
Analiza el perfil del recorrido que vas a realizar para alimentarte bien antes de empezar a subir, en lugar de en “mitad de la cuesta”. De este modo será más difícil sufrir la temida “pájara” y quedarte sin fuelle en una zona exigente.